Bombardeo de Gerona. Levantamiento del sitio. (III).

Día 15 de agosto de 1808.

El Capitán General de Cataluña confió la empresa de libertar á Gerona del sitio que estaba sufriendo, al brigadir Conde de Caldagués, facilitándole 300 soldados veteranos y aguerridos de sus tropas y varias partidas de migueletes y de quintos. Para realizar Caldagués su cometido, salió de Martorell encaminándose por Hostalrich hacia las cercanías de Gerona, recojiendo las fuerzas que pudo de los corregimientos de Vich, Manresa, Granollers y Tarragona.

La Junta de Gerona había ido recibiendo notícias diarias y comunicándose con Caldagués y ya hemos visto que para combinar con él la empresa, habían salido de la plaza D. Narciso de la Valette y D. Juan O-Donovan.

En la mañana de este día 15 llegó Caldagués con su gente, al pueblo de Castellar, poniéndose en comunicación con Miláns y Clarós que ocupaban la altura de los Angeles y las montañas inmediatas al este de la plaza, y mandando los oportunos avisos á los somatenes de la falda de Rocacorba y comarca de Bañolas.

Los señores la Valette y O-Donovan pasaron del Castellar á Gerona, presentándose ante la Junta en el momento en que ésta se enteraba de un parte del comandante de ingenieros, haciendo saber que la brecha de Montjuich se hallaba en mal estado y por tanto en situación apurada aquel castillo, si los enemigos daban el asalto.

En vista de esto se acordó que á la mañana siguiente se diese el ataque general por las fuerzas libertadoras, dirijiéndolo principalmente á las baterías contra Montjuich para cuando menos destruirlas, en el caso de que por la desigualdad de fuerzas no fuese posible obligar el enemigo á levantar el sitio. Así lo comunicó la Junta á Caldagués.

La entrada de los señores la Valette y O-Donovan en Gerona y la notícia de haber llegado Caldagués á Castellar, causó mucha alegría entre la guarnición y los habitantes.

A las dos de la tarde entró un propio de Caldagués, con la contestación de éste, de que para tratar lo que era conveniente y acordar la manera de libertar el castillo de Montjuich, era preciso la vuelta á su campo de uno de los dos espresados jefes. Determinó la Junta que marchase don Juan O-Donovan, por la falta que la Valette hacía en su batallón, que no tenía más jefe que él; y considerando útil que acompañase á O-Donovan un oficial facultativo, nombró al teniente coronel y mayor de ingenieros D. José Torres y Pellicer.

El Diario de Gerona de este día, hablaba de la segunda noche de bombardeo en los siguientes términos:-- "Aumentándose el impotente despecho del General Francés por el ningun fruto de la negociacion anunciada en el Diario de ayer, y por ver tan arrogante á una pequeña Ciudad despues de un bombardeo de once horas sin interrupcion, quando esperaba amedrentarla con la sola colocación de quatro baterías; manifestó su despiadada saña al anochecer del mismo día despues de habilitar las baterías desmontadas. Estas estaban colocadas en las faldas de la Parroquia de Palau, Lugar de Santa Eugenia, casa llamada de Roca y Torre de San Daniel. Todas ciegos instrumentos del furor francés vomitaban el fuego y la ruina envueltos en bombas incendiarias, granadas reales y bala rasa contra edificios públicos y particulares. Duró esta continua lucha entre el insaciable rencor del Enemigo y la imperturbable serenidad de estos moradores hasta las diez de la mañana del 14. En este tiempo disparando con corta intermision el Baluarte de San Pedro y Castillo de Montjuich contra la batería de la casa Roca, se pegó fuego al repuesto de municiones: entonces la pólvora y granadas volando con horrendo estallido, enterraron hechos mil trozos entre las ruinas todos los que guarnecían aquella batería. Despidieron, es verdad, estas baterías como 400 bombas y granadas reales, rayos de venganza del Exército que se ha llamado hasta ahora el vencedor. Pero qué ¿pensaba Duhesme aterrar los ánimos Gerundenses valiéndose de los medios que dicta el olvido del derecho de Gentes y la barbárie? se ha engañado. La previsión del Gobierno, dos apostadas de albañiles con los peones correspondientes para atajar el fuego, las precauciones que á consecuencia tomó cada uno y otras muy acertadas providencias burlaron las esperanzas del Enemigo. Si, la invencible Gerona veia con sosiego entre el espantoso horror de la noche y el formidable ruido de las bocas de fuego las hogueras en medio de sus edificios. Pero ¿quáles eran los sentimientos de estos esforzados ciudadanos constantemente los mismos? Duhesme, decían, podrá convertir la ciudad en polvo y ceniza; pero no rendirla. Sin embargo, no se observan desgracias que debian suponerse, pues en esta noche y la pasada solo han resultado un hombre y una mujer muertos, con algunos pocos heridos y contusos".

Emilio Grahit y Papéll


Back-Index-Next





A dalt, Tambor Major, 1806. A baix, Corneta 1808-1810. Extrets de "Les uniformes de l'Armée Française. Les Ordonnances de 1690 à 1894", de Dr. Lienhart i René Humbert. Leipzig ca. 1900.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.