Día 7 de Diciembre de 1809.

Santoral: proclama de la junta del 5: y notícias de Sevilla del 11 de setiembre.

Sucesos del sitio.

Poco después de la media noche anterior, los enemigos en número de 500 hombres se acercaron con al mayor silencio al reducto de la Ciudad, subiendo desde las casas del Carmen. Atacaron aquel punto con el mayor vigor, mientras una parte de los mismos amenazaba asaltar los fuertes de Condestable, Reina Ana y Capuchinos, y otras columnas hacían lo propio con los baluartes de la plaza de la parte del llano.

La guarnición de dicho reducto se componía solo de 14 voluntarios, estenuados por falta de alimentos, mandados por D. Manuel Jorge teniente del 2º tercio de voluntarios de Barcelona. Este al ver el ataque mandó coronar los parapetos y hacer algunas descargas de metralla con una de las dos piezas colocadas en los ángulos.

Los enemigos rompieron un vivo fuego de fusil para despejar el parapeto, mientras arrimaban escalas al muro que sólo tenía de 4 á 5 varas de alto, careciendo de foso y de camino cubierto.

Tocose generala en la ciudad y todo el mundo acudió con la mayor prontitud á ocupar sus puestos apesar del cansancio y debilidad que consumía á la gente.

Una hora seguida estuvieron defendiéndose los quince hombres del reducto, haciendo fuego de fusil y echando granadas de mano, pero los enemigos se iban sucediendo, y un grupo de ellos por medio de petardos logró hacer saltar la puerta y el rastrillo.

Aquella pequeña guarnición viéndose impotente para continuar luchando con un enemigo tan superior en número, y comprendiendo que no podía ser auxiliada por los fuertes, que igualmente se estaban defendiendo, saltó de lo alto del muro y abriéndose paso á viva fuerza, lograron entrar en el Condestable seis de ellos con su comandante.

Entraron entonces los enemigos en el reducto degollando á algunos soldados que encontraron en él, que, ó por heridos o por su postración, no habían podido saltar el muro. Después de esta hazaña, dispararon 3 cohetes, y gritaron viva el Emperador y viva la Cisalpina, mientras tocaban todas sus cornetas para anunciar á los gerundenses que habían logrado el objeto de su expedición.

Pero bien pronto tuvieron que cesar en tales demostraciones de alegría pues el vivo fuego de los fuertes les obligó á retirarse después de haber guarnecido el reducto con 120 hombres perfectamente abastecidos, cubriendo la puerta con un tambor formado con sacos llenos de tierra.

Mientras tenía lugar esta acción, otra columna enemiga procedente de San Daniel atacó las casas del barrio extramuros de la Gironella, que estaba sin defender y solo ocupadas por una avanzada de 20 hombres al mando de D. José Camps capitán graduado del segundo tercio de Barcelona, quienes ante la superioridad del enemigo, se retiraron y entraron en la plaza por las brechas de Alemanes, quedando los enemigos establecidos en las casas de dicho barrio.

Luego que estuvieron posesionados estos del reducto de la Ciudad empezaron un vivo fuego de fusil contra los baluartes de la Merced y San Francisco de Paula á los que dominaban por la espalda y desde grande altura. En vista de ello, inmediatamente se empezaron á construir en dichos baluartes algunos espaldones para cubrir á los defensores y particularmente á la artillería. Se puso en batería un cañón de la cara izquierda del baluarte de la Merced, contra el citado reducto.

Al amanecer se observó que el sitiador había prolongadp algunas toesas más, la paralela de la parte de la Rutlla y el espaldón de la Barca, reforzando ambas obras.

El fuerte Condestable, desde primera hora, estuvo cañoneando el repetido reducto de la Ciudad.

Con la pérdida de este punto y del arrabal de la Gironella, quedaba interceptada la comunicación de la plaza con los fuertes, cuyas guarniciones no tenían víveres y sacaban la ración de un cuarterón de pan, diariamente de la ciudad. en su consecuencia, el general Alvarez, haciéndose cargo de la necesidad absoluta de socorrerlos sin pérdida de momento, lo acordó así con la junta gubernativa, organizándose un convoy con las 13 acémilas existentes, cargadas con 400 raciones de pan y una porción de trigo para menestra, ó sea, provisiones para tres días (1). Ofrecióse un duro y una ración de vino y queso á los soldados que voluntariamente quisieren tomar parte en aquella peligrosísima espedición, presentándose unos 200 según el P. Cúndaro y 120 según Minali, sacados de los diferentes cuerpos de la guarnición, menos del regimiento de Baza, por no tenerse mucha confianza en él, según afirma el primero de dichos autores.

Dió Alvarez el mando de esta pequeña fuerza á D. Antonio Bivern, teniente del regimiento de Ultonia, oficial de su completa confianza, poniéndose á sus órdenes como segundo D. Antonio Pol teniente del 2º tercio de Barcelona y comandante de una de las escuchas del llano, D. Jacobo Martinell, teniente del 1er. tercio de Gerona, D. José Macip subteniente del 2º de Barcelona, D. Leonardo Osma capitán del 2º de Cervera y D. Francisco Jacobí subteniente graduado del regimiento de Borbón.

El general Alvarez ordenó á Bivern que atacase el reducto de la Ciudad y mientras tanto procurase introducir el convoy en el Condestable, sin perjuicio de apoderarse de aquel punto si lo hallase descuidado, é hiciese lo propio con las casas de Gironella si fuese posible.

Reunida la tropa se le suministró pan caliente, queso y un vaso de vino á cada uno, asistiendo á este reparto el intendente, habiendo la junta proporcionado tales víveres que tenía reservados para un caso de apuro como este, habiendo el vino salido de un pequeño repuesto de la bodega del convento de San Francisco de Asís.

Bivern dividió su pequeña columna en tres partidas. Una de 20 hombres á las órdenes de Jacobí debía dar la vuelta al reducto al objeto de observar á la guarnición del mismo y á las fuerzas alojadas en las casas del Carmen y en el Corral: la segunda, dividida en dos secciones á las órdenes de Bivern y de Pol, debían atacar el reducto, mientras la tercera se dirijiese al Condestable escoltando el convoy.

Salieron aquellos hombres á quienes el P. Cúndaro califica de esqueletos, por la puerta del Socorro entre diez y once de la mañana. Bien pronto se rompió el fuego por una y otra parte, sosteniéndose con estraordinaria viveza, según el plan concebido, mientras el convoy adelantando cuanto podía el paso, y subiendo por la cañada existente entre los reductos de la Ciudad y del Cabildo, entraba felizmente en el Condestable, en medio de los vivas y aclamaciones de los gerundenses que contemplaban ansiosos aquella arriesgadísima acción.

Mientras las acémilas dejaban sus cargas y regresaban rápidamente á la ciudad, nuestra gente tomó por lo serio la empresa de tomar el reducto, siendo así que su misión había terminado.

Aun cuando la guarnición era á poca diferencia en igual número que los que les atacaban, estos fueron adelantándose hasta el pie del muro y después de una viva resistencia se apoderaron del tambor y de las mismas aspilleras, desde las cuales hacían fuego á dentro contra la guarnición. Desgraciadamente la puerta y el rastrillo habían sido recompuestos y como no se había avisado á los comandantes de artillería é ingenieros, no llevaban petardos ni escalas, razón por la cual no se pudo entrar, ni escalar el muro.

Apesar de esto algunos soldados de la guarnición empezaban á arrojarse y huían, y hubieran hecho lo propio los demás á no haber llegado súbitamente un refuerzo enemigo de las casas del Carmen, que obligó á los nuestros á encerrarse dentro la plaza.

Se perdieron en esta salida 35 hombres entre muertos y heridos. Entre los últimos se contaron D. Leonardo Osma y D. José Macip.

Mientras este refuerzo subía hacia el reducto, otra columna enemiga venía también en socorro de la parte de San Daniel y al observar que ya no era necesario se dirijió contra el fuerte del Calvario, que no era más que un montón de ruinas. Había en él una guarnición de 41 hombres con 7 artilleros, todos á las órdenes de D. Vicente Llorens teniente del 2º tercio de Barcelona. Este oficial, apesar de las malas condiciones del fuerte, hubiera podido rechazar el ataque con algunas descargas de metralla y fusilería; pero temiendo ser vencido y acuchillado, abandonó con la guarnición el fuerte sin clavar la artillería, ni volar su repuesto de pólvora y se retiró al Condestable.

La columna enemiga entró en el fuerte y después de dejar la debida guarnición fue á reunirse con la otra subida del barrio del Carmen y juntas se dirijieron contra el reducto del Cabildo. Había dentro de este punto 24 hombres y dos piezas de artillería, con las correspondientes municiones al mando del teniente del 2º de Barcelona D. Mariano Tronche. Siguiendo éste el ejemplo del fuerte Calvario, cerró la puerta, se arrojó del muro con su jente y se retiró también al Condestable (2).

El P. Cúndaro dice que luego que Bivern se presentó al general Alvarez para darle cuenta de lo ocurrido, le cortó éste la palabra diciéndole: La enhora buena señor capitán: todo lo he visto: el premio y el castigo serán á un tiempo. Dígales á los oficiales que tienen un grado más cada uno: á la tropa se le dará por ahora un duro de gratificación á cada uno y un escudo de ventaja que marcará la más distinguida acción del sitio, y á los oficiales á más de éste, un distintivo en el pecho con gratificación que pagarán los fondos del nombre del reducto.

Difícil era que el general Alvarez lo hubiese visto todo, pues no hay sitio en la ciudad desde la cual se descubran á la vez los dos reductos y el fuerte donde acababa de suceder lo referido. Las espresiones que se atribuyen al general debió tomarlas Cúndaro, que estaba entonces enfermo, ó del mismo Bivern ó de otro que las referirían algún tiempo después.

Lo cierto es que el gobernador á quien lo ocurrido ocasionó una indecible exasperación, depuso de su empleo al comandante del fuerte Calvario y le mandó que hiciera el servicio de soldado en el de Condestable.

El enemigo había determinado un asalto general para aquel día, á cuyo fin una numerosa división salida de Puente mayor se alojó sigilosamente en el barrio de Pedret. Desistió sin duda por no estar concluída la batería de La Barca y por que las ventajas que acababan de obtener, ponían á la plaza en la precisión de no poder continuar por más tiempo una resistencia, que no tenía ya esplicación satisfactoria desde la pérdida de Montjuich, como no sea la decisión y entusiasmo de que se hallaban poseídos los defensores de Gerona.

Luego que los enemigos hubieron entrado en el fuerte Calvario volvieron con un cañón contra el Condestable, al cual tiraron muchos cañonazos.

Con la pérdida del espresado fuerte y de los dos reductos quedó enteramente interceptada la comunicación entre la plaza y los fuertes Condestable, Reyna Ana y Capuchinos, únicos que continuaban ocupados por los españoles, teniendo los sitiadores, un castillo, un fuerte, cuatro torres, dos reductos y todos los barrios y avanzadas exteriores.

El enemigo hizo en todo el día un fuego muy vivo de fusil, desde los antiguos y nuevos apostaderos y desde los nuevos fuertes que ocupaba. Hizo también mucho fuego de balas rasas y granadas, sobre todo la batería de Montilivi.

En la plaza se concluyó el retrincheramiento o segunda línea de defensa de la puerta del Carmen, poniéndose en batería el obús de á seis. Se acarreraron muchas pipas y se llenaron de tierra muchos sacos para la construcción de los espaldones en el baluarte de la Merced.

Nuestro fuego fue bastante vivo, particularmente el de la torre del Carmen que tiró muchas granadas y balas rasas.

Con motivo de la salida esplicada dice Samaniego en su Memorial histórico: "Éste fué el último paso, que en la postrera agonía es permitido dar haciasu gloria á los ínclitos defensores de la invicta ciudad! Consuélate en tu desgracia, fecunda madre, ya que has logrado mantener en tu seno tanto número de héroes, y que en tu última agonía venga á confortarte el testimonio de tu santa conciencia; supiste perecer, no ser vencida.

"Nada te queda que hacer en beneficio de España después de haber fijado en tu recinto el formidable ímpetu de treinta y cinco mil combatientes, por el dilatadísimo tiempo de siete meses y cinco días, sin contar el que invirtieron en juntar y traer contra tí tan horroroso cúmulo de preparativos como se han empleado en tu ruina!

"Y ya que en tan lamentable situación, por un efecto de fatalidad, te abandona la madre común y te relaja al brazo del sitiador; la indecible gloria que has adquirido en tu defensa, fijará sobre tí la compasión y justa admiración de las presentes y futuras generaciones.

"La fé que heredaste desde la más remota antigüedad, no estuvo ociosa en medio de las tribulaciones y calamidades; tus sacerdotes dirijían al Cielo fervorosas oraciones, llorando entre el vestíbulo y el altar los pecados de tu pueblo: tus hijos congregados con la nobleza, hicieron insignes votos y sacrificios, ante el Dios de los ejércitos: tu pueblo sumergido en el más doloroso llanto, asoció sus plegarias á las del clero, pidiendo su redención al Dios de paz.

"Aclamaste generalísimo de tus armas al ínclito mártir que era el depósito de tu fé y esperanza, y piadosamente creemos que pudo solo conseguir que tus virtudes exitasen la admiración y compasión del sitiador separando de esta suerte de tu flacido cuello el cuchillo que te amenazó por tanto tiempo: pero en lo demás está decretado por tu fatalidad que no logres de tus innumerosos hermanos el sacrificio que exije tu redención: entre quince millones de almas, sin contar los aliados, ni los hermanos de América, no hallarás el ausilio á que te hiciste acrehedora".

En el Diario de Gerona del 9 se lee:

"Entre doce y una de la noche del 6 al 7 atacó el enemigo el fuerte llamado de la Ciudad, cuya pequeña guarnición no pudo impedir su entrada á la superioridad de aquél: el oficial, un sargento y seis soldados saltaron la muralla, y se salvaron. Al mismo tiempo atacaron en 3 columnas la Reyna Ana, pero fueron rechazados; lo mismo sucedió en el Hospital de sarna, en donde nuestra guardia, despues de un vivo fuego tuvo que dexar las aspilleras, y subirse á defender por las ventanas: entonces los enemigos fingiéndose retirados usaron la treta de enviar una muger á pedir le abriesen la puerta, diciendo que los enemigos se habían ído; pero los nuestros conocieron el engaño, y frustraron el ardid de los que estaban escondidos.

"Como el fuerte de la Ciudad en poder del enemigo corta la comunicación de la Plaza con los demás castillos, se hacía precisa una salida para escoltar los víveres que estos necesitan, lo que se verificó anteayer tarde, siendo tanta la animosidad y bizarría de nuestra escolta, que apesar de los esfuerzos del enemigo para impedirlo, no sólo se logró introducir las acémilas, sinó que reconquista el fuerte, á no ser por los refuerzos que recibieron los enemigos, habiendo tenido la desgracia de que al mismo tiempo se posesionaron estos de los fuertes del Cabildo y Calvario, el que estaba ya casi desmoronado".

Oficio de la junta de Gerona á la superior del Principado.

"Excmo. Sr.-- A la una y media de esta madrugada, se han apoderado los enemigos á viva fuerza, del reducto llamado de la ciudad, intermedio entre los castillos de Capuchinos, Reyna Ana y Condestable, con la plaza, cuya comunicación con aquellos se halla cortada por dicho fatal suceso.

"Tememos á más con fundamento que sin cuidarse el enemigo de nuevas brechas, por que tal vez considerará que no tiene tiempo para abrirlas, nos va á dar un cruel asalto y tal vez al amanecer de hoy; si es cierta la voz de un expreso que acaba de llegar y dice haber observado una gruesa columna enemiga, cuyo tránsito ha durado unos tres cuartos de hora, que saliendo de Puente Mayor, ha ocupado las casas de Pedret inmediatas al Baluarte de San pedro y brecha de la Puerta de Francia á cuyos ataques se dirigirá.

"Considere V.E. qual ha de ser nuestra aflixion en vista de las referidas novedades. Si asalta el enemigo, presentarán la guarnición y vecindario sus pechos heróicos; pero sabe Dios si la escasez y debilidad de sus fuerzas bastarán á resistir la prepotencia enemiga y quando felizmente lo consigan, continuando cortada la comunicación de la ciudad con los castillos, se han de perder inevitablemente luego estos, por no tener agua ni víveres más que para dos ó tres días.

"Perdidos los castillos, no puede subsistir la ciudad y será mucho más difícil la empresa de arrollar á los franceses, que ha decretado la província.

"Es pues de todos modos indispensable que dentro tres ó quatro días á lo más y esto quando los enemigos no asalten, vengan nuestros libertadores, como así lo suplica esta junta á V.E. De lo contrario, todo habrá sido infructuoso, y la infeliz Gerona, por premio de sus inmensos sacrificios será víctima de la esclavitud y barbarie de sus sitiadores.

"Dios guarde á V.E. muchos años. Gerona 7 de Diciembre de 1809, á las quatro de la mañana.-- Excmo. Sr.-- Julián Bolívar.-- Julián Cufí.-- Joseph Jonama.

"P.D. A las tres de la tarde.

"Por falta de portador no ha salido el pliego esta mañana y se probará si se encuentra quien lo lleve por la noche. No han atacado los enemigos la ciudad, pero sí, el fuerte Calvario y reducto del Cabildo, de cuyos se han hecho dueños entre una y dos de esta tarde, y á más, con una batería que ha aparecido en el cementerio del Rey, baten el lienzo de muralla de la puerta de Anvila y la puerta del Carmen. Estas ocurrencias constituyen la plaza en las últimas agonias.

"El enemigo obra con extraordinaria actividad y si al momento no se le contiene con fuerzas exteriores, la salvación de Gerona habrá sido meramente un proyecto estéril, para acabar de sacrificar á sus desgraciados moradores y guarnición". (rubricado).

El General Alvarez dió también cuenta de estos sucesos á la junta superior del Principado en los siguientes términos:

"Excmo. Sr.-- Son las tres y media de la mañana, y ha dos horas, que el enemigo se ha apoderado del reducto de la Ciudad. Con esta ocupación y lo que es consiguiente, quedan sin comunicación los fuertes y por lo mismo perdidos; pues no se les puede socorrer: y luego los fuegos de los mismos arruinarán los de nuestras defensas en su mayor parte. En tal apuro, juzgo oportuno recurrir á V.E. para que por su parte active la execución de qualquiera proyecto que se haya formado para salvar esta plaza; pues de lo contrario, por estar en el mas inminente riesgo, llegará tarde qualquier socorro.

"Dios guarde á V.E. muchos años. Gerona 7 de Diciembre de 1809.-- Excmo. Sr.-- Mariano Alvarez.-- Excmo. Sr. Presidente y S.S. diputados de las Juntas corregimentales de este Principado.

"P.D. No habiendo podido enviarle este pliego en la madrugada, sale esta tarde. Sé que la Junta dice á V.E. lo ocurrido en este día, con que excuso repetirlo, y únicamente digo á V.E. que llegó á lo sumo". (rubricado)

Parte del general Pino al Mariscal Duque de Castiglione, desde Fornells con fecha de este día:

"Tengo el honor de dar parte á V.E. que en cumplimiento de sus órdenes, el reducto que se llama de la ciudad, ha sido tomado por asalto, entre las doce y la una de la noche pasada.

"El jefe de batallón Sausse, del 7º de línea, fue encargado de la espedición, con una compañía de carabineros de 1º ligero, dos compañías de granaderos del 6º de línea de la brigada Mazzuchelli, una compañía de carabineros del 2º ligero de la brigada del general Fontana y una compañía de volteadores del 4º de línea de la brigada del general Palombini.

"Las cinco compañias formaron cuatro columnas de ataque y una reserva: las cuatro columnas marcharon por escalones, arma al brazo, hasta llegar á la altura del reducto. La primera, llevando escalas, la escaló á pesar de una lluvia de granadas; la segunda columna, envolviendo el reducto por la derecha, se ha presentado delante de la puerta, que estaba cerrada y defendida por una pieza de á cuatro vomitando metralla; pero el capitán de artillería Beffa, marchando á la cabeza de aquella columna, pegó él mismo prontamente un petardo á la puerta, cuya mitad voló; un segundo petardo hizo volar lo que quedaba.

"Las otras dos columnas sostenían á las primeras; en fin, Excmo. Sr., en el mismo momento que una parte de la tropa entraba por la puerta, la otra se hallaba ya encima del parapeto, por medio de las escalas que se hallaron un poco largas, no teniendo el muro mas que 18 pies de alto.

"Las cuatro columnas destinadas para el asalto, no dispararon ni un solo tiro durante toda la operación.

"La reserva, formada en batalla frente del baluarte de la Merced y del camino de ronda, ha empezado su fuego de fusil, cuando el cañón de los baluartes y la fusilería de la muralla de la plaza se dirigían contra nuestras columnas.

"El fuego de la reserva ha producido el mejor efecto por que ha llamado toda la atención del enemigo; en el mismo momento mandé hacer falsos ataques contra todos los fuertes y baluartes del Mercadal, de modo que la guarnición ha quedado de tal manera desconcertada, que sus fuegos mal dirigidos solo han producido el haber por casualidad herido á cinco ó seis hombres.

"La espedición se ha hecho con tal celeridad, que a media noche salió mi tropa del parage de la reunión y á la una habían ya cesado nuestros fuegos y nos hallábamos dueños del reducto, cuya pequeña guarnición ha sido pasada á cuchillo. Hemos encontrado en él dos piezas de artillería, un cañón de á 12 y otro de á 4.

"He mandado queden de guarnición en el reducto, las dos compañías de granaderos del 6º las que componen una fuerza de 120 hombres poco más ó menos; he dispuesto igualmente se provisione el reducto con 400 raciones depan, de carne, aguardiente y de agua; pienso que de éstos artículos han de estar muy escasos todos los fuertes y no les será fácil en la actualidad procurarselos. Inmediatamente también se han municionado las piezas con sesenta tiros cada una y se han remitido doce mil cartuchos de infantería.

"La tropa dió la escala á los gritos de viva el Emperador y Rey!

"Las voces de alegría, el alborozo de nuestra tropa, presentaban un contraste notable con los gritos de alarma que se oían en la ciudad y en los fuertes.

"Tengo el honor etc.-- Pino".


Notas

(1) - A este propósito dice Nieto Samaniego:-- "Estrechado el cordón de los enemigos hasta las murallas de la plaza, quedó absolutamente cortada la comunicación entre ella y los castillos de Capuchinos y Condestable, y además de que entre los dos no tenían más allá de ciento sesenta hombres de guarnición, semi útiles para el servicio, había pocas municiones de guerra y ninguna de boca, pues hasta el agua escaseaba; fué necesario quitar á la guarnición de la plaza su miserable ración, (que era un puñado de trigo, un quarterón de pan para algunos días, y cinco onzas de jumento ó mulo, cada segundo día) para socorrer con ella los castillos por tres días". Tornar al text

(2) - Acerca el abandono del reducto del Cabildo, dice Nieto Samaniego, que ofrece "un sensible efecto de la perniciosa práctica vieja entre nosotros, de premiar con empleos militares á los menores de edad, los servicios de sus padres, como si en la multitud de recursos de la Nación, no hubiese otros arbitrios dignos de mérito, y compatibles con el buen servicio, que el de hacer oficiales á los niños que comprometen el honor de las armas, y á veces descalabran la Patria!" Tornar al text




Brigades d'artilleria de Marina. Artiller amb uniforme de bord. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Brigades d'artilleria de Marina. Artiller amb uniforme de parada d'estiu. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Pany d'un fusell del regiment d'Ultònia. Museu d'Història de la Ciutat



Brigades d'artilleria de Marina. Alfères de Navili amb uniforme de combat. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Uniforme del regiment d'Ultònia. Museu d'Història de la Ciutat



Fusell del regiment d'Ultònia. Museu d'Història de la Ciutat



Infanteria de Línia Estrangera. Regiments suïssos. Regiment de Wimpffen nº 1. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Capità general en uniforme de gala a cavall. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Capità general en uniforme de diari. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.



Tinent general en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà, basat en "Uniformes Militares españoles. El Ejército y la Armada em 1808", de José Maria Bueno, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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