Sucesos anteriores al levantamiento de Gerona (II).

No se hicieron esperar las tropas francesas, de manera que conforme había anunciado su General en aquel mismo día, entró la primera división y en el siguiente la segunda según se detalla en una nota del manual de acuerdos concebida en estos términos:

"En dicho día 10 de Febrero de 1808 á cosa de las cinco de la tarde entró en esta Ciudad la primera división de tropas francesas la cual fue alojada, á saber: la Plana mayor en las casas más principales de la Ciudad; la oficialidad en las demás casas de los Caballeros y Señores de posibilidad; la caballería en el Real Hospicio, San Francisco de Paula, San Francisco de Asis, Santo Domingo y otros edificios grandes, y la infantería en el Hospicio, la que pudo coger, y la restante en las casas de los vecinos de esta Ciudad. El siguiente día 11 de Febrero á las tres de la mañana, salió toda la División para las villas de Tordera, Malgrat y Pineda y á las 2 de la tarde del propio día entró la segunda División, que se aloxó, á saber: la Plana mayor en las casas principales; la oficialidad en la de los caballeros y demás Señores de la Ciudad; la caballería en el Real Hospicio, San Francisco de Paula, San Francisco de Asis, La Merced, Santo Domingo, San Pedro de Galligáns y en los Quarteles de Figuerola y la infantería en el Real Hospicio, Colegio Tridentino, Convento del Cármen y quartel de Figuerola.

En el día siguiente doce de Febrero á la una de la mañana comenzó á salir de esta ciudad para las dichas villas de Tordera, Malgrat y Pineda la espresada segunda división de tropas francesas, habiendo quedado ambas muy contentas del aloxamiento, víveres y demás que necesitaron y se les suministró sin que por su parte diesen tampoco el menor motivo de quexa á esta ciudad: de todo lo que esta nota por memoria.-- Claras".

Durante la estancia en Gerona de las dos primeras divisiones francesas, los jefes de mayor graduación examinaron escrupulosamente la plaza, bajo la dirección del Sr. Marescoti primer inspector del cuerpo de ingenieros de Francia, habiendo para ello mostrado al gobernador una orden del Emperador en la que le mandaba reconocer todas las plazas fuertes de Cataluña.

Terminado dicho reconocimiento el Sr. Marescoti manifestó que el castillo de Montjuich era una bicoca, que los demás fuertes no valían nada y que la plaza era malísima, de cuyo modo de pensar participó también el general Duhesme, quien sin embargo debía pronto convencerse de que las plazas fuertes se defienden no sólo por sus condiciones materiales, sí que también y muy principalmente por el valor y decisión de sus defensores.

Con todo la opinión del ingeniero francés, que bastó para que no se dejase guarnición en Gerona, no era del todo desacertada, pues el aspecto que presentaban entonces las fortificaciones era el más miserable é inadecuado para su objeto.

Calcúlese cuán poca importancia debía darse á una plaza cuyas murallas estaban llenas de malezas y arbustos, destruídos los parapetos, destinados al cultivo los baluartes, arruinadas las torres avanzadas del castillo de Montjuich, desmontada toda la artillería y descuidada la guarnición hasta el estremo de contar con poco más de trescientos hombres.

Así se esplica que los jefes de las tropas francesas diesen tan poca importancia á nuestra ciudad.

No se la daban mayor por otra parte algunos militares españoles, de manera que el General español D. Miguel de Haro (1) formulaba el juicio que le merecía Gerona como plaza de guerra, en los siguientes términos:

"Se había calculado que la guarnición necesaria en un sitio para defender la plaza de Gerona no podía bajar de diez á doce mil hombres, cálculo muy prudente y exacto en atención á sus muchos fuertes, y á la extensión de su recinto. Además de muchas otras nulidades, la necesidad de una guarnición tan numerosa bastaría por sí sola para hacer á Gerona plaza defectuosa, pues se aparta del principio que sirve de base á toda fortificación, de que pocos se puedan defender de muchos. En Gerona una plaza dominada por los tres grandes fuertes de Montjuich, Condestable y Capuchinos, y tomando cualquiera de los tres, queda la plaza dominada poderosamente; todos los ataques son inevitables y todos son favorables al agresor, de que resulta que una guarnición de diez mil hombres y guarnecido con mil cada uno de los tres castillos, como es casi seguro que el enemigo no atacará más que uno de ellos, solo tendrá que vencer una décima parte de la guarnición y de la artillería, y las nueve décimas restantes no podrán tomar sino una cortísima parte en la defensa, defecto contrario, y enteramente opuesto á todos los principios del arte de la guerra".

Nótese apesar de esto, que D. Miguel de Haro no pertenecía al cuerpo de ingenieros. Pero esta plaza que Marescoti y Haro consideran tan poco apropósito para rechazar los ataques de un ejército regular y de tan malas condiciones para sostener un sitio formal, debía sufrir tres distintos sitios y sólo debía rendirse al último, después de más de siete meses de guerrear, vencida por el hambre y la falta de municiones.

Si la plaza carecía de condiciones, sobraban en sus habitantes el valor y la constancia y como si dentro de Gerona estuviese el aire saturado heroísmo, cuantos militares entraron en ella se sintieron animados desde luego por la firme resolución de luchar hasta morir por la independencia de la patria, estableciéndose aquel admirable consorcio entre las tropas y el paisanaje que es la admiración de cuantos han estudiado las defensas de Gerona en 1808 y 1809.

Hasta el día 15 del mismo mes de febrero no se recibió contestación del Capitán General del Principado, al oficio que el Gobernador de Gerona le había expedido al tener el primer aviso de la entrada de las tropas francesas. En dicha contestación, de fecha 10, manifestaba el Capitán General la sorpresa que le había causado la notícia, de la cual daba inmediatamente parte al Rey para que acordara lo que estimase conveniente; disponiendo que en el entretanto se suministrase á las tropas francesas, el alojamiento y demás que fuese menester, con encargo de que se le comunicase todo cuanto ocurriera de particular.

El Gobernador dió traslado de la contestación al Ayuntamiento y éste, en sesión del mismo día, acordó continuar obrando como hasta entonces con las demás tropas que pasasen y al mismo tiempo, como se hallaba sin fondos, dispuso se oficiase al Capitán General pidiéndole que de la caja de reemplazos de esta Ciudad se suministráran las cantidades necesarias para cubrir los gastos causados y que se causasen con el paso de las divisiones del ejército francés.

Como se tuviese notícia de que dentro de poco entrarían más tropas, al objeto de evitar el alojamiento en casas particulares, á causa tal vez del disgusto que se sentía en el vecindario por las novedades políticas y militares de la nación, el Ayuntamiento con fecha 17 del mismo febrero, pidió al Gobernador el desocupo y habilitación del Hospicio para cuartel de las tropas francesas, trasladando los albergados al Hospital y los muebles y enseres al Colegio Tridentino y pidió además al Capitán General el envío con urgencia de 5.000 camas.

Esta autoridad obtuvo al fin contestación del Gobierno manifestándole en ella que en virtud del convenio celebrado con Napoleón, debía entrar por esta frontera un ejército francés de 15.000 hombres en dirección a Barcelona y Cádiz, al cual era preciso, por lo mismo, auxiliar con alojamiento y víveres.

Trasladó el Capitán General esta contestación al Gobernador de Gerona y éste al Ayuntamiento, quien se afirmó en la necesidad apremiante que había de que se le remitieran fondos para pagar los gastos del tránsito del ejército francés, y mientras á este fin entablaba las reclamaciones necesarias, recibió varias comunicaciones de la Intendencia militar, espresando que ella tampoco tenía fondos, y que por lo tanto se echase mano de los vecinos pudientes, tomando dinero á interés, formándose después las cuentas para ver de cubrirlas de un modo ú otro.

El Ayuntamiento rechazó como era natural este remedio como contrario á toda buena administración normal y sólo acordó formar las cuentas indicadas, pidiendo en el entretanto al Gobernador que se le entregasen 6.000 libras de los fondos existentes en la Caja de reemplazos de Gerona, y aunque al principio se negó á ello el Gobernador, al fin hubo de acceder por la absoluta falta de fondos, que se demostró palpablemente con motivo del tránsito por esta Ciudad de un parque entero de artillería, durant el día 26 del mismo febrero, al cual á duras penas se pudo socorrer.

Mientras tanto se iba formando entre el pueblo un partido de oposición á la marcha oficial de los sucesos; partido que habiendo tenido orígen cuando el proceso del Príncipe de Astúrias, había aumentado extraordinariamente con el disgusto general de la Nación por el desacertado gobierno de Godoy en una Corte de las más corrompidas que habían visto los españoles.

Como el sentimiento de amor á la patria, no es patrimonio de ninguna clase, cuando entre el pueblo se forma una opinión general y predominante pocas veces se equivoca, por más que no acierte a comprender las causas de los sucesos que le conmueven.

El pueblo vió pasar admirado á las primeras divisiones francesas, y por los hechos que á poco ocurrieron, comprendió instintivamente que aquellos hombres de amigos que aparentaban ser, se volverían señores, así es que al poco tiempo miró á los franceses con el mayor recelo y prevención.

Las autoridades de Gerona pasmadas de lo que ocurría y perplejas ante el mutismo del Gobierno, no acertaba a tomar resolución alguna de importancia, no ofreciéndosele a la vista otra cosa que sucesos misteriosos y un desbarajuste completo en la administración, recibiéndose muy á menudo órdenes de los generales franceses, que obedecían casi siempre, viendo que el mismo Capitán General se había doblegado á sus exigencias haciéndoles entrega, digámoslo así, de todos los fuertes de Barcelona.

Uno de los sucesos que más llamaron la atención en este país fué la sorpresa que intentaron los franceses para ocupar el castillo de San Fernando de Figueras, que no pudieron lograr en el primer momento por hallarse vigilando su escasa guarnición: más el Gobernador de la plaza temeroso de enemistarse con los franceses permitió la entrada, á los dos días, á unos 200 hombres que fingiéndose reclutas eran soldados escojidos, quienes abrieron las puertas á otros muchos, enseñoreándose de la fortaleza, con esta estratagema, el día 18 de marzo.

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) - Relación histórica de las defensas de Gerona en 1808 y 1809 por el Mariscal de Campo D. Miguel de Haro.-- Madrid en la imprenta de Núñez.-- 1820.
En 4º, contiene 120 páginas. Esta obrita está redactada con esmero; no entra en detalles minuciosos, pero los condensa y relaciona con acierto. Su autor fue testigo presencial de los sucesos desde primeros de septiembre de 1809 hasta la capitulación. Empieza la obra con una advertencia preliminar, á la que sigue una descripción de la plaza y después la relación de los sucesos desde junio de 1808, terminando con una nota biográfica de D. Mariano Álvarez.
Está ilustrado este libro con dos grabados: uno el retrato de Álvarez, hecho en Paris por Ambrosio Tardieu, y otro un plano de la plaza de Gerona con sus fuertes y alrededores, con indicación de las baterías del enemigo durante el sitio de 1809, copiado de un plano de Minali, por D. Francisco Javier de Bou, subteniente graduado de capitán del regimiento de infanteria de Borbón.

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Manuel Godoy y Alvarez de Faria, retratat per Agustín Esteve, com primer Duc d'Alcúdia. (Wikipèdia)



Carles IV, segons retrat de Francisco de Goya. (Wikipèdia)



Manuel Godoy, de jove, segons un gravat d'A. L. J. de Laborde a "Viaje histórico y pintoresco de España". (Wikipèdia)



Carles IV, oli sobre tela de Francisco de Goya, 1799-1800. 207 x 127 cms. Museo del Prado. (Wikipèdia)



Ferran VII, Príncep d'Astúries. Francisco de Goya. (Wikipèdia)



Carles IV. Fragment de l'oli de Francisco de Goya La familia de Carles IV. Dimensions totals 280 × 336 cm. 1800-1801. Museo del Prado. (Wikipèdia)


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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