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Fires de Sant Narcís de l'any 1950

Un monumento reivindicado. San Nicolás de Gerona

Una de las más graciosas miniaturas del románico de nuestro país, es la iglesia de San Nicolás de Gerona, que se levanta frente a los vetustos muros del Monasterio de San Pedro de Galligans, de cuya jurisdicción abacial dependía. En lo religioso estaba regida por un vicario, utilizándose el templo para el culto y la ad-ministración de los Sacramen-tos a los feligreses, a fin de no interrumpir el silencio mona-cal de los frailes de San Pedro.


Il·lustració: Sant Nicolau, segons un gravat del segle XVIII.

La actual iglesia del s. XII, es posible que tuviera su origen en una "cella" o "memoria martyrum", oratorios que los primitivos cristianos elevaban junto a la necrópolis, y San Nicolás precisamente descansa en el mismo emplazamiento del antiguo cementerio de los benedictinos. Realmente su estructura está en relación con estas iglesias catalanas primitivas de forma circular, como St. Pere el Gros, cerca de Cervera, la del castillo de Lluçà, la del Pesebre de St. Miquel de Cuixà, por no citar sino las más importantes.

Aunque en los paramentos de San Nicolás se aprecien restos del s. XI, el primer documento que menciona la iglesia, es un legado testamentario del 1135. El caràcter de la construcción es curioso. Acusa una forma de planta de cruz latina con una longitud poco marcada en los brazos del crucero triabsial, cuyos ábsides van cubiertos con bóveda de cuarto de esfera o de horno. El exterior de los ábsides es sencillo, con paramentos de sillarejo pequeño, desbastado y fajas lombardas con arcuaciones. Es el mismo tipo de Sta. María de Roses, St. Quirze de Culera y St. Miquel de Cruilles, por ejemplo, que son monumentos básicos del estilo en el primer románico. Pero S. Nicolás no es una obra tan arcaica, sino más bien arcaizante.

Encima de estas construcciones se levanta el cimborio de planta octogenal como sus vecinos St. Pere de Galligans y St. Daniel. El paso de planta del cuadrado al octógono está resuelto con pechinas o trompas cónicas, acusadas en el interior, que dan lugar a esta solución tan bien lograda. Ahí está precisamente el mayor interés arqueológico del monumento, que tiene su paralelo en otro de idéntica estructura. Nos referimos a la iglesia pirenaica de St. Pol, en la plaza del Compte l'Arnau, en St. Joan de les Abadeses.

El exterior de este cimborio tiene como única ornamentación un friso de arcuaciones lombardas talladas en un solo sillar, son los llamados arcos monolíticos adosados en cilindro, que es una evolución de las cornisas de arquitos aparejados, introducida por el avance de los tiempos en el s. XII.

La escasa luz que penetra en el interior del templo entra por los dos ojos de buey de esta linterna y por la ventana en forma de aspillera del ábside central.

Este es el conjunto que da el tono al monumento, el de la cabecera.

El resto del edificio es de una sola nave, cubierto con bóveda de medio cañón seguido, construída por el sistema de cimbras, con piedra volcánica y argamasa. La fachada antigua desapareció con la construcción del Hospital de Clérigos en el s. XIII, y en el XIV fueron reforzados los muros con los contrafuertes del costado meridional.

San Nicolás era uno de los monumentos de Gerona que más había atraído la atención en el pasado siglo. Aquellos viajeros románticos que cuando nosotros vivíamos en la prehistoria del turismo, venían a España con el álbum bajo el brazo para plasmar en sus páginas las bellezas de nuestor país, se asombraban al ver tanta riqueza monumental y tan abandonada. Algunos se ocupan de este templete hoy devuelto a su primitivo estado. Recordemos a Schultz Ferencz autor de Monuments d'Architecture inédits (Leipzig 1868), a Pablo Piferrer, el de los Recuerdos y bellezas de España; al Compte de Laborde en el Itinéraire descriptif de l'Espagne, a Street, a Parcerisa, y a tantos otros que nos han dejado notícias de la época.

Y es que San Nicolás es un monumento sencillo, simplísimo, sin decoración escultórica ni dientes de engranaje en sus cornisas, falto de detalles recargados; pero dotado de una gracia especial y una unidad de proporciones que le hace inconfundible e hizo soñar a aquellos viajeros del s.XIX.

M. Oliva Prat
Conservador del Museo Arqueológico


Programes de la col·lecció Bruguera-Gudayol de Girona. Somnis Antic

Portada del programa

"El pont de pedra".
Aquarel·la de Jaume Roca Delpech.

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