Día 11 de Agosto de 1809 (1ª parte).

Santoral: articulo sobre la salida del día anterior: noticias de Ratisbona del 24 de Abril y un artículo titulado, Elogio de la plebe española, firmado con las iniciales I. Q..

Sucesos del sitio.

Durante la noche anterior el segundo gobernador del castillo D. Blas de Fournás, acompañado de los oficiales de artillería D. José Taberné y D. José Medrano y el ingeniero voluntario D. Luis Bou y Camredon, con un competente número de soldados, trabajadores y un piquete de tropa armada, ocuparon el foso del baluarte de la derecha del frente atacado, al objeto de sacar si era posible la rampa de aquella brecha. Empezaron por separar las ruinas del pié del muro, con el mayor silencio y procurando hacer el menor ruido posible, pero los enemigos apostados en la misma plaza de armas de la derecha, se apercibieron en el acto y rompieron un vivo fuego de fusil contra nuestros trabajadores. Observando también esta novedad los que ocupaban el rebellín, se pusieron sobre las armas y rompieron un fuego igualmente vivo, de manera que mataron é hirieron á muchos soldados, obligándoles á suspender el trabajo. Reanudado al poco rato, por más que los trabajadores procuraron resguardarse con las mismas piedras de la brecha, fue tan activo el fuego de las partidas enemigas, que no tuvieron mas remedio que retirarse quedando por tanto esta brecha del todo practicable.

Se procuró reparar los guarda cabezas en el frente atacado, pero hasta en el mismo terraplen quedaba ya muy poco espacio para colocar los saquillos, á causa de hallarse el muro demolido casi todo y el mismo terraplen muy rebajado, de modo que apenas habia lugar para el tránsito de la tropa.

Se intentó abrir un foso delante del retrincheramiento en el baluarte de la derecha, pero no fue posible mantener en él á los trabajadores por caer en aquel sitio una verdadera lluvia de piedras y granadas que arrojaba el enemigo desde sus baterías de ataque, y hubo de abandonarse la obra.

El sitiador, aunque molestado por nuestro fuego de mortero y de fusil, trabajó toda la noche con la mayor actividad en rehacer los destrozos que le causó la salida del día anterior, reemplazando la artillería clavada, con otra mas apta para el servicio.

Su fuego durante la misma noche fue muy vivo, aumentándolo estraordinariamente desde el amanecer y continuándolo hasta el medio día. La batería de seis cañones la aumentó con dos más. Con esta y las demás batió sin cesar un momento, las dos caras del frente atacado y parte de la cortina. Con las baterías situadas entre las torres enfiló el baluarte de la derecha y la cortina colateral, por hallarse rebajados por su artillería los parapetos de la otra cara y del flanco. En pocas horas quedaron destruidos los reparos de la noche anterior y demolido enteramente el baluarte de la brecha vieja. La tropa quedó al descubierto en los terraplenes, particularmente los centinelas, de los cuales apesar de reemplazarse á menudo para observar los movimientos del enemigo, murieron mas de cuarenta en muy poco tiempo, por cuyo motivo hubo necesidad de retirar primero los centinelas y después las guardias, haciéndose la vigilancia por medio de algun atrevido que pasaba al foso por la poterna y dando con el mayor peligro una simple ojeada se retiraba perseguido por las balas de los centinelas franceses. La tropa que no estaba de servicio hubo necesidad de encerrarla en las bóvedas, por que no habia lugar donde no cayeran continuamente multitud de proyectiles, sobre todo bombas, granadas, cascos y piedras.

En vista de ello el Gobernador del castillo mandó aquella misma mañana al General Alvarez el siguiente parte.

"El segundo comandante de este castillo ha ido al foso á reconocer por si mismo el estado de la brecha; los antiguos y nuevos escombros y los que habían echado los enemigos. Desde la contraguardia han elevado el piso del foso mas de vara y media; la brecha coge de ancho, casi todo el frente del baluarte, y su rampa mucho mas suave que la del rebellín, no tiene cinco varas de subida; el baluarte está totalmente desmoronado, la guardia no existe, ni puede existir en él por la continua lluvia de piedras que alzan los cañonazos; y aunque se muden las centinelas cada media hora, casi ninguno sale sin ser contuso á lo menos; á esto se añade que en ningun punto del castillo se puede colocar centinela para observar los movimientos del enemigo y avisar de lo que intenta: de día se suple enviando por momentos al foso á alguno que dá una ojeada, al peligro de su vida, aguantando los tiros de las centinelas enemigas; pero de noche esta providencia es imposible, la sorpresa es inevitable y el caso viene á ser el mismo que el del Rebellín".

Apesar de que el fuego del enemigo aumentaba por instantes en viveza D. Guillermo Minali, ingeniero comandante de la plaza, subió al castillo para reconocer los rápidos progresos que hacían las baterías de ataque. Conociendo la necesidad de poner al corriente el retrincheramiento del baluarte de la derecha, que estaba destrozado, y reparar el parapeto de la cortadura de la izquierda pidió al Gobernador los trabajadores necesarios. Con ellos y los pocos zapadores que aún quedaban en estado de servicio, empezó los trabajos indicados, intentando además abrir un foso delante del retrincheramiento espresado. Trabajóse con una pena terrible: las bajas así por muertos como por heridos no cesaban un instante, y al cabo de una hora no hubo más remedio que cesar y retirarse.

El espresado jefe de ingenieros, acompañado del oficial comandante de artillería del castillo, reconoció el miserable estado de sus defensas y en su vista bajó enseguida á la plaza é informó al General Gobernador de que las brechas estaban muy practicables, no quedando ningun fuego de cañón para defenderse, siendo imposible tener la tropa parapetada en ningun punto de las caras atacadas, por hallarse arrasados todos sus parapetos, no pudiendo repararlos y menos antes de intentar, como era probable intentaría el enemigo, un nuevo asalto por la tarde ó al anochecer. Dióle cuenta también de que la guarnición del castillo se hallaba disminuída en más de la mitad de su fuerza, sin poderse reforzar con la de la plaza, á causa de la cortedad de ésta. Después de este exacto informe, le propuso que era muy conveniente que la guarnición abandonara el castillo, tomando antes todas las medidas para hacer volar sus baluartes, atracando sus bóvedas después de cargadas con pólvora, á fin de que el enemigo no se valiera de ellas para batir la plaza; y que si accedía á esta proposición volvería inmediatamente al castillo para acordar con los oficiales de artillería lo conveniente al objeto indicado. El general Alvarez le contestó únicamente, que la guarnición debía continuar denfiéndose hasta el último trance, como así lo tenía prevenido á sus dos gobernadores; y que él continuase disponiendo las reparaciones de las obras arruinadas en cuanto lo permitiesen las circunstancias del día.

De lo que dice Medrano se deduce que el comandante de ingenieros volvió á subir al castillo acompañado del de artillería pero haciendo muy poca parada allí. Tuvieron, sin embargo, tiempo para decir á Nash y Fournás y á los demás que les rodeaban "que para retirarnos, era preciso preparar primero al General, pues, de lo contrario, estábamos muy expuestos á ser castigados con la mayor severidad, y tal vez á ser fusilados, como lo había indicado".

A las doce cesó el enemigo todos sus fuegos, y viendo las brechas accesibles sin esfuerzo, el frente batido casi enteramente arrasado, y sin fuegos ni directos ni de flanco para defenderlo, tomó las disposiciones necesarias para apoderarse del castillo por asalto. A este efecto una columna de 800 granaderos se situó en la tercera paralela, otra de 1500 hombres en el camino cubierto que unía las torres de San Narciso y San Daniel y otra de 1200 delante la bateria grande, en dirección á la brecha nueva. A mas de estas tropas y por primera vez desde el sitio de Montjuich, varios piquetes de caballería se situaron sobre el monte, observándose que las ordenanzas no paraban en toda la tarde yendo y viniendo de una parte á otra, y comunicando órdenes, demostrándose la intención de rodear con la caballería el castillo, durante el asalto, para cortar á la guarnición la retirada.

Observados todos estos movimientos y viendo la imposibilidad de resistir un ataque, que en opinion de los gobernadores del castillo se iba á verificar al anochecer, como el del rebellín y cuyo éxito no podia menos de ser igualmente desgraciado, ya que todas las ventajas se hallaban á favor del enemigo, se convocó á los comandantes de los destacamentos que componían la guarnición. Reunidos en el acto celebraron consejo de guerra y enterados de la orden del general Alvarez, considerando haber todos cumplido su deber hasta el último estremo, acordaron abandonar el castillo y retirarse á la plaza.

Así lo consignaron en la oportuna acta, concebida en los siguientes términos:

"Acta del consejo de guerra.

"En la casa del señor Gobernador á las cinco de la tarde del día once del mes de agosto de mil ochocientos nueve, parecieron á presencia de este señor su segundo comandante, con el de artillería, ingenieros y los de cada cuerpo que cubre esta guarnición, y hecho presente el estado del castillo y el de las brechas, refiriéndose sobre el particular á los últimos partes dados al Sr. Comandante general de la vanguardia, considerando por una parte la inútil resistencia que podria hacer esta guarnicion, en que solo comprometería su honor y su vida sin utilidad comun, cuando por otra renunciaria las ventajas que puede sacarse del abandono del castillo por medio de voladuras y destruccion de cuanto existe en él, se ha determinado con votos unánimes que se disponga una retirada que no desdiga del honor y gloria que ha adquirido la guarnición de Monjuich en la defensa de su castillo.-- Guillermo Nash.-- Blas de Fournás.-- Joseph Taverné.-- Mathias Marich.-- Jaime de Burgués.-- José Ferrer.-- Joseph Jeñy.-- Ramon Graell.-- Francisco Amorós".

Tomada esta resolucion se dispuso incendiar el almacén de pólvora y los repuestos de municiones y granadas, colocando en ellos salchichas con espoletas de tiempo determinado. Se cargaron en los carros que habían subido víveres, los pocos efectos que quedaban, se clavaron las escasas piezas que continuaban en pie, se destruyeron las cureñas y se inutilizó todo cuanto podia servir al enemigo ó dañar á la ciudad. A las seis y media de la misma tarde se formó con el mayor silencio la guarnición, llevando cada soldado dos granadas de mano y cuantos cartuchos podía, y los artilleros los fuegos artificiales, y salieron todos por la poterna y puerta principal. Destacáronse fuertes guerrillas que contuvieron á los enemigos apostados en San Daniel y en las ruinas de la torre de San Juan que hubieran podido incomodar por los flancos la retirada, la cual se verificó en el mejor orden y con poca pérdida apesar del vivo fuego de cañón, mortero y obús que hizo el enemigo desde las baterías del Puig den Roca cuando vieron salir la guarnición del castillo. Entró ésta en la plaza poco antes de las siete, por la puerta de San Pedro y fue recibida por la guarnición y vecindario con la mayor alegría, considerándola como un socorro que entraba para unirse con ellos en su defensa.

El Gobernador de Montjuich al pisar el recinto de la ciudad, dio de todo lo espresado el siguiente parte al general Alvarez.

"El parte de esta mañana del segundo comandante del castillo de Montjuich, manifiesta circunstanciadamente el deplorable estado en que se hallaba esta fortaleza: á que se añade que una columna de granaderos llegó posteriormente á la torre de San Luis y otra más considerable á las inmediaciones de la de San Daniel; no dejando duda por otra parte las ordenanzas de caballería que sin cesar cruzaban por todas partes, que el enemigo intentaba un próximo y arrojado ataque. En estas circunstancias, no juzgando prudente no comprometer una guarnición que con heroismo se habia defendido y coronado de gloria sosteniendo tantos ataques desde el 25 de junio en que ya ocupaba las torres el enemigo, teniendo practicable una brecha desde el 4 de julio, otra abierta en estos últimos días en el baluarte opuesto y arrasada toda la cortina, se ha determinado abandonar el castillo antes de la noche; lo que se ha verificado á las seis y media de esta tarde; habiendo antes dispuesto las voladuras de los repuestos, la destruccion de todo cuanto podia dañar á la ciudad y ser útil al enemigo, y la conducción á la plaza de las pocas municiones de boca que existian; cargando cada soldado con dos granadas de mano y los cartuchos que podia llevar; y los de artillería con todos los fuegos artificiales, clavadas antes las pocas piezas que quedaban y destruidas sus cureñas. El enemigo ha visto así escapársele de las manos una presa que ya contaba por suya, quedándole únicamente el recuerdo de los descalabros que le ha causado la memorable defensa del castillo de Montjuich, cuya animosa guarnición entra en esta ciudad llena de firmeza, impaciente por nuevas glorias y pronta á manifestar al lado de su general, la presencia de espíritu y el valor que tantas veces ha probado en ella el enemigo, y á los valientes moradores de Gerona, la resolucion de sacrificarse en su defensa".

Dado este parte por los dos gobernadores se presentaron al general Alvarez quien aprobó su conducta.

El general Haro apropósito de esto, dice lo siguiente:-- "Está dicho que el Gobernador de la plaza no había contestado al oficio que le pasó el de Monjuich, D. Guillermo Nash, exponiéndole que ya no se podía prolongar mas la defensa; pero deseando, sin duda, aquel General que se sostuviese todavia, envió en la mañana del 11 dos despachos de coroneles para Nash y Fournás, primero y segundo comandante del fuerte, con el fin seguramente de que viesen en aquella demostracion cuanto apreciaba sus méritos y servicios, y para estimularles al mismo tiempo á que continuasen defendiéndose; pero estos jefes, atendiendo solo al mejor servicio de la patria, no cambiaron por esto la resolucion que con tanto juicio habían ya tomado.

"Al llegar á la ciudad pusieron en manos del General los dos despachos que habían recibido en aquella mañana y pidieron se juzgase su conducta en un consejo de guerra; pero el General, plenamente satisfecho de sus servicios, les dio otra vez sus despachos, y aprobó la resolución de haber abandonado el fuerte".

Al cuarto de hora de evacuado el castillo voló el repuesto principal de bombas y granadas en una bóveda del frente atacado. No sucedió lo mismo con el almacén de pólvora suponiéndose que quedó cortada la comunicación del fuego.

El enemigo apostado en las trincheras no se había apercibido de la salida, pero la esplosión le hizo comprender lo que ocurría. Destacó en consecuencia una pequeña partida de granaderos que al poco rato se presentaron sobre la antigua brecha. No se atrevieron á pasar mas adelante, y se limitaron á llamar á los demás. Formose entonces la columna de 800 granaderos que estaban apostados en la tercera paralela y entró por la brecha indicada estendiéndose en batalla sobre las ruinas del frente atacado, echando sus gorros al aire, y demostrando con sus ademanes y gritería la satisfacción que les causaba el poder posesionarse de aquellos terribles restos del castillo. Al poco rato se dirijieron hacia cada una de las cortinas laterales dos partidos de unos 40 á 50 hombres que con la mayor precaución y á manera de tiradores fueron registrando todos los parages, como temiendo alguna sorpresa; y despues de dar la vuelta al recinto se reunieron encima de la muralla de la puerta principal, desde cuyo punto avisaron á los demás que no había novedad. Sin embargo, estos estuvieron todavía mucho rato guardando su formacion de batalla, notándose cierto recelo é irresolución en pasar adelante, apesar de los esfuerzos de un oficial que colocado en frente de ellos, los animaba inútilmente, hasta el punto de que se determinó á salir solo dirijiéndose hacia el interior del castillo. Siguiéronle primero siete ú ocho granaderos, luego treinta ó cuarenta y por último los demás. Al poco rato salió el oficial espresado por la puerta principal, marchando hacia el rastrillo y cerrándolo. Luego repartió por el camino cubierto la columna que iba siguiéndole, coronando la parte que mira á la ciudad, reforzando con mayor número los ángulos salientes que forma el glacis de los baluartes de aquel frente. Verificado esto se puso en movimiento la otra columna que estaba situada en el camino cubierto entre las torres de San Narciso y San Daniel y entró en el castillo por la otra brecha. Lo mismo ejecutó enseguida otra columna que subió de Pedret quedando todos en el interior del recinto.

Los temores que habían sentido los defensores de Montjuich de un próximo y formidable asalto eran bien fundados, pues según esplica Saint-Cyr, estaba acordado que debía darse en la madrugada el siguiente día 12, habiéndose tomado para ello todas las precauciones necesarias para que no resultase frustrado como el del día 8 de julio. Como los soldados enemigos recordaban aun este desastre, no solo se destinaron para el asalto las fuerzas sitiadoras de las órdenes del general Verdier, si que además se le dieron, de las fuerzas de observación, dos destacamentos fuertes cada uno de mil á mil doscientos hombres, mandados por dos oficiales de una inteligencia y bravura raras, uno, el coronel Eugenio, del sexto italiano, de la división Pino, y el otro el ayudante comandante Devaux, de la division Souham. Estas dos columnas debían subir al asalto si bien solo en el caso de que fuesen rechazadas las tropas en primer término destinadas al mismo.

Al entrar los franceses en Montjuich encontraron 46 quintales de pólvora y diez y ocho piezas de artillería.

Así terminó aquella memorable defensa.

Durante este día las baterías enemigas hicieron mucho fuego contra la torre Gironella, fuerte Condestable, reducto del Cabildo y fuerte Calvario. Contra este último fue tan vivo y acertado que sus parapetos quedaron completamente arrasados y demolido todo el muro de las dos caras batidas, quedando además arruinados sus alojamientos.

La plaza y los fuertes hicieron durante el día mucho fuego y el Condestable tiró algunas bombas al castillo de Montjuich luego que el enemigo quedó alojado en el mismo.

La guarnición de Montjuich se componía de unos 700 hombres, sacados de los varios cuerpos de la plaza y se relevaban cada cuatro días. Los únicos oficiales que sin interrupción se mantuvieron en aquella fortaleza fueron su gobernador D. Guillermo Nash comandante del regimiento de Ultonia, su segundo D. Blas de Fournás, comandante de la cuarta division de los tercio de migueletes de Cataluña y los oficiales de artillería D. José Taverné y D. José Medrano.

La ocupación de Montjuich, causó una grande alegria en el campo sitiador, dándose como cosa segura de que muy en breve seguiria la rendición de la plaza. En un momento de entusiasmo y llevado de esta confianza, la comunicó Verdier al ministro de la guerra francés, valiéndose las burlas que llevaban consigo el cruel desengaño que le otorgaron los hechos posteriores.

Carta del General Verdier, al Conde de Hunebourg Ministro de la guerra de Francia, fechada en San Medir á los 12 de Agosto de 1809.

"Tengo el honor de dirijir á V. E. las relaciones de los trabajos del sitio de Gerona desde el 7 del actual hasta este día. Por ellas juzgará V. E. de la paciencia y valor que ha manifestado el cuerpo de tropas que S. M. ha tenido la bondad de confiarme (a).

"El fuerte de Montjuich cayó en nuestro poder ayer á las seis de la tarde. Esta importante conquista obtenida apesar de la aspereza del terreno y de la obstinación del enemigo, cuta ceguedad es deplorable (b), casi nos asegura que ocho ó diez días á lo más se necesitarán para someter el resto de la ciudad, cuyo frente no ofrece más que un debil recinto que deben derribar inevitablemente los más ligeros esfuerzos.

"En este corto espacio de tiempo quedará Gerona sometida (c).

"El fuerte de Montjuich, en otro tiempo uno de los mejores puestos y mas ventajosamente situados en la Europa (d), no es en el día sinó una masa informe de escombros y ruinas, y solo ha sido despues de habernos obligado á coronar el camino cubierto, de haber vuelto á tomar por asalto el rebellín del frente de ataque, y de haber abierto muchas brechas practicables, que el enemigo ha determinado abandonarlo, retirándose á la ciudad, sin que nos haya sido posible cortarle la retirada.

"V. E. se dignará observar que esta es la primera vez que operación tan peligrosa, y tan difícil ha sido hecha en el curso de la guerra de quince años á esta parte (e), ha presentado tanta más dificultad cuanto nos hemos visto obligados á obrar sobre peñas y que nuestros trabajos han sido artificiales hechos á la zapa volante en presencia de un enemigo de los más obstinados.

"Los generales Sanson y Taviel, comandante el primero de ingenieros, y el segundo de artillería, han dirijido con todo el celo, prudencia y valor posibles (f).

"Hemos encontrado en Montjuich diez y ocho bocas de fuego casi todas inútiles, y algunas municiones; el resto del armamento de la plaza se habia sacado de ella, á medida que se inutilizaba por nuestro fuego.

"Suplico á V. E. etc.-- Firmado, el general de división, Verdier".

Esta carta se publicó en el Montieur del Imperio del 19 de Agosto, de donde la tradujo el Diario de Gerona del 12 de Septiembre, añadiendo las siguientes notas por via de comentarios á los párrafos á que cada una se refiere:

"(a) El cuerpo de tropas que está á las órdenes del General Verdier, no es otro que la division que manda el General Morió, compuesto de quatro regimientos de Wesfalienses; uno de Wutzburgo, otro de Berg, y de un esquadron de caballería italiana. Los franceses se valen de las tropas aliadas para las operaciones de mayor empeño y peligro, y así se ha visto que en los diferentes asaltos que se han dado á Montjuich, había pocos muertos franceses, porque estas tropas son privilegiadas. Con el tiempo, si Napoleon hubiere salido con la suya, hubiéramos visto que la conscripción en Francia, se hubiera hecho, no para formar batallones, sinó para dar Oficiales, Gefes, y aun Generales á las tropas de las otras naciones. Por esto se llama la gran Nacion.

"(b). No sabe el señor Verdier de que modo rebajar el mérito de los heroes incomparables de Gerona, y como no puede negar su valor, pues lo está experimentando diariamente, lo convierte en obstinación de un enemigo, cuya ceguedad es deplorable. En esto último no se equivoca, pues aquellos valerosos defensores son ciegos para el peligro que no ven ni conocen, y esta ceguedad es deplorable para el exercito frances, pues le ocasiona muchas perdidas, le tiene en inaccion mucho tiempo y que ha reducido á 17.000 hombres los 23.000 de que se componia su exercito antes de empezar el sitio.

"(c). El General Verdier tiene casi una certeza de que 8 ó 10 días á lo mas seran suficientes para someter á Gerona, y profetiza su rendicion en este corto tiempo. Si el Sr. Verdier no entiende más en su oficio que en profecias, lo tendré en muy mal concepto. Según su cálculo debía Gerona rendirse el día 22 y el 11 de Setiembre sigue gloriosamente su carrera.

"(d) Poco á poco Señor Verdier, una de dos, ó V. falta á la verdad, ó el inspector general de ingenieros Marescot es un ignorante. V. habla de Monjuich en unos términos que significan que era de mucha importancia quando S. E. el Sr. Marescot (lo trato así por que no se que título tiene) hablando de Gerona dixo c'est une bicoque. ¿Cómo es esto? Ah ya lo entiendo: el Sr. Marescot no había hecho el sitio de Gerona. El General Duhesme le podría decir algo sobre este particular.

"(e) Ya se vé ni Gazeta les costó á Vs. tanto. El Sr. Verdier estaria sin duda acostumbrado á tomar las plazas del modo que se practica entre las naciones cultas esto es, así como se tomaron Ulma, Magdebourg, Stetin y Custrin. Mas como los españoles somos tan ignorantes no conocemos la razon y sí defendemos las plazas con una obstinacion dimanada de una ceguedad deplorable.

"(f) Estos generales, según se ve, son tan buenos para dirigir un sitio como su Emperador para organizar un desembarco. Son innumerables los errores que han cometido, de modo que antes que supiésemos que eran generales los que dirigian el sitio nos creiamos que tenian este encargo dos discípulos recien salidos de la escuela Politécnica".

Saint-Cyr comentó la toma de Montjuich y el parte de Verdier, del siguiente modo:-- "La posesion de Monjuich, que es por si solo una verdadera plaza, susceptible de una muy larga defensa, por las dificultades naturales del sitio en que está situado, y por las que el arte no ha escaseado, hacia esperar en un muy breve tiempo la sumision de la ciudad. Los sitiadores exageraron más este motivo de esperanza, ellos lo comunicaron al gobierno, con lo que la imprudencia les expuso á los sarcasmos de la guarnicion, por la publicacion dada á las seguridades que un movimiento de entusiasmo bien escusable habia hecho aventurar".




Infanteria de Línia Estrangera. Regiments suïssos. Regiment de Wimpffen nº 1. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Duro encunyat a Girona l'any 1809. Anvers. Col·lecció particular, Girona.



Duro encunyat a Girona l'any 1809. Revers. Col·lecció particular, Girona.



Infanteria de Línia Estrangera. Regiments suïssos. Regiment de Rutiman nº 2. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Infanteria de Línia Estrangera. Regiments suïssos. Regiment de Traxler nº 5. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Infanteria de Línia Estrangera. Regiments suïssos. Sergent del Regiment Suís de Preux. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Infanteria Lleugera. Fuseller del Batalló 2n d'Aragó. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Infanteria Lleugera. Fuseller del Batalló 1r d'Aragó. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Infanteria Lleugera. Fuseller del Batalló 1r de Catalunya. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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