Levantamiento de Gerona (II).

Sosegados un tanto los ánimos con el nombramiento de la junta, se reunió ésta aquella misma tarde en el salón de sesiones del Ayuntamiento, con asistencia de todos los vocales elejidos, y comprendiendo la dificultad de que una junta tan numerosa, pudiese fácilmente tomar acuerdos con la rapidez que tal vez seria necesario, se acordó reducir el número de las personas que la debían en lo sucesivo componer, acordándose así bien guarnecer las puertas, las murallas y los fuertes con paisanos, tanto eclesiásticos como seculares de todas clases, conforme es de ver más por estenso en el acta que de esta reunión levantó el secretario del Ayuntamiento, en la cual se consignó falsamente también, aunque con la mejor intención sin duda, que el levantamiento de Gerona era para prevenir cualquier desmán de las partidas que se iban armando, cuando en realidad era para rechazar la invasión francesa.

Hé aquí la parte esencial de dicha acta:

"El Caballero Gobernador de esta Plaza presidente de la Junta ha hecho presente que en la mañana del día de hoy los comisionados de los comisarios electores de las parroquias, Colegios y gremios de esta Ciudad y otras personas del pueblo se habían presentado antre el muy Ilustre Ayuntamiento, exponiendo que en atención á que los más de los Pueblos del Principado estaban levantados y se armaban en masa, y que atendida la miseria general que se experimentaba, estaba expuesta la Ciudad á ser insultada mayormente quando se hallaba del todo indefensa, pidiendo en consecuencia que los Baluartes y Fuertes se coronasen de artillería y se tomasen las demás medidas que fuesen conformes y convenientes para poner la Plaza en estado de defensa y que siendo éste asunto muy crítico había parecido al Muy Ilustre Ayuntamiento que no podía determinarlo por sí, y que lo más arreglado era de que se tratase en una Junta General compuesta de todos los Gefes y de indivíduos de todas las clases de personas de la Ciudad, se habían nombrado las que se hallaban presentes, al efecto de que tratando con la mayor circunspección al asunto, se tomasen las medidas que fueren más oprtunas; Y enterados todos los Ilustres Vocales, no solo de la citada exposición y también de quanto ocurría en las Villas, Pueblos y Lugares del Principado, y las notícias que se tiene de las otras Províncias del Reyno y después de haberse meditado con la más detenida reflexión un asunto de tanta gravedad é importancia, unánimes y conformes todos los referidos Ilustres Señores Vocales

"Acordaron; que se pusieren guardias de paisanos en las puertas de la Ciudad y Castillos; que se formasen patrullas compuestas de Militares, Caballeros, Menestrales y gente visible del estado eclesiástico secular y regular, para la tranquilidad pública y evitar los corrillos de gentes, de donde generalmente dimanan las primeras conmociones de los pueblos; y que la junta de Gobierno se redujese á solos los individuos, á saber: el coronel D. Julián de Bolivar, Theniente de Rey de la Plaza, por presidente, respecto á las ocupaciones del Caballero Gobernador que no permiten ocuparse á todas horas, en estos asuntos; D. Juan Planella canónigo penitenciario de la Santa Iglesia; el Theniente Coronel D. Juan O.Donovan, comandante del Regimiento de Ultonia, infantería de línea; D. Martín de Burgués, en el día Regidor Decano, por hallarse fuera en comisión el que realmente lo es D. Francisco de Delás; D. Ignacio Andreu y Sans Síndico Personero del común; D. Joseph de la Valette por el estado noble; y don Francisco Puig y Dorca y D. Joseph Jonama en calidad de representantes del pueblo y nombraron por Secretario de la Ilustre Junta, con voto, á D. Miguel Germen; á todos los quales se les concedieron todas las facultades, para que con su conocida prudencia acordasen y ejecutasen quanto considerasen conveniente, echando mano por el pronto de los fondos, que se hallasen en la Ciudad para los gastos que ocurriesen en calidad de reintegro, hasta que se acordase el modo de acudir á ellos, siendo tan interesante á todos el asunto de que se trata; y se acordó también que á las nueve de la mañana del día siguiente se tuviese junta y se continuase celebrándola conforme las ocurrencias lo exigiesen".

Momentos de febril entusiasmo fueron los que se siguieron á la constitución de la Junta. El paisanage que pedía constantemente armas y municiones se puso desde luego á trabajar en la reparación de las fortificaciones, y en montar la artillería, de modo que á la sorda agitación de los días anteriores, sucedió la mayor de las alegrías esmerándose todo el mundo en poner la plaza á cubierto de un golpe de mano.

Los pueblos de la comarca animados de iguales sentimientos acudieron en tropel á Gerona, corriendo por las calles y pidiendo se les armase.

En vista del entusiasmo popular se decidió que la Junta fuese la autoridad suprema del Corregimiento, haciéndose desaparecer ciertas dificultades que se habían presentado.

Los Regidores del Ayuntamiento en sesión del día 8 del mismo mes de Junio "acordadorn reconocer y reconocieron á la mencionada Ilustre Junta Gubernativa creada en esta Ciudad en la tarde del día 5 del actual por la voz general del Pueblo y que en consecuencia se cumplan por parte del Ayuntamiento sus órdenes y disposiciones".

Reconocido así la Junta y con objeto de satisfacer las reclamaciones del público, dióse á luaz el siguiente anuncio:

"Se hace saber al público, que la junta establecida á solicitud de las Parroquias, Colegios y Gremios de la presente Ciudad, entenderá de hoy en adelante, en todos los asuntos y disposiciones que deben tomarse para la seguridad, y felicidad pública, y defensa de la Patria, quedando Yo encargado de presidirla, la que se convocará diariamente en la Sala Consistorial del Ayuntamiento, donde me hallaré con los demás Vocales para oir á qualesquiera interesados. Gerona 8 de junio de 1808.-- Julián de Bolivar".

El levantamiento de Gerona fué la señal de alarma de los habitantes de la comarca. Inspirados todos por el más puro amor á la patria, dieron rienda suelta al entusiasmo que hasta entonces habían comprimido, como esperando el botafuego que lo hiciera esplotar. Todas las poblaciones de la actual provincia, imitando el ejemplo de la capital, trataron de organizarse nombrando sus juntas y armándose como pudieron, para rechazar al enemigo que traidoramente se había posesionado de las principales fortalezas de España.

Nunca se había visto un movimiento tan general y tan espontáneo del pueblo; sólo era comprable al entusiasmo que estallaba, á la rastrera bajeza con que se había ofendido el honor del país.

Napoleón debió sufrir grandes desengaños en España. Había combatido con las principales naciones de Europa y con algunas señaladas victorias había logrado hacer bajar la cabeza á reyes poderosos hasta pedirle la paz. En su misma nación, había bastado que un movimiento político triunfase en París para que Francia entera la aceptase. Pero la nueva nación que trataba de dominar se hallaba organizada de un modo desconocido para él: compuesta de diversas provincias que en otros tiempos habían constituído estados independientes, cada una de ellas se sentía con bríos bastantes para organizarse independientemente de las demás, y para declarar la guerra á aquel coloso ante quien parecía postrada la fortuna. Y no eran estos movimientos aislado, pero simultáneos, hijos de la ignorante arrogancia: nacían del más acendrado patriotismo y de un espíritu bélico tal, que solo es dable encontrarle comparación en los hechos de los buenos tiempos de Grecia y Roma. Poco les importaba á los españoles carecer de armamento y de municiones, porque con las armas de caza y con los instrumentos de labranza debían derrotar á los aguerridos imperiales en el Bruch: poco les importaba carecer de jefes y generales, porque en cada comarca debían convertirse los simples hijos del pueblo en hábiles guerrilleros: poco les importaba tener dominadas las fortalezas y las grandes ciudades, porque cada villorrio y cada corregimiento debían nombrar su junta y organizar sus partidas de paisanos armados, y con ellas molestar de contínuo los más aguerridos ejércitos: poco les importaba por último carecer de Gobierno, porque cada província debía nombrar el suyo, y todas juntas elejir aquellos respetables diputados que reunidos en Cortes habían de dar el sublime espectáculo de acudir con una mano á las necesidades de la guerra más desigual que España ha sufrido, y dotar con otra al país de leyes venerables por la buena fé y puro patriotismo con que fueron dictadas.

El entusiasmo de la actual provincia se demostró principalmente dentro la capital donde acudieron gran número de paisanos de todas las cercanías, llenando las calles y plazas de grupos y corrillos que comentaban las ocurrencias políticas y proponían toda suerte de proyectos para emprender la lucha contra los franceses.

Temiendo las autoridades que las peroraciones de los más animosos y exaltados llegasen á producir algun incidente desagradable, dispusieron un servicio de patrullas compuestas de tropas, caballeros, religiosos y de otras personas conocidas por su honradez, á fin de calmar en lo posible los ánimos. Esto no impidió sin embargo que el célebre Schwisquth fuese objeto de una demostración que puso en peligro su vida, pues teniendo notícia el pueblo de que aun se hallaba en Gerona este enemigo suyo, que tanto había figurado en los días anteriores, se reunió en ademán hostil frente á su alojamiento con ánimo de forzar la puerta, y suerte que acudieron á tiempo la oficialidad del regimiento de Ultonia y varios religiosos, quienes condujeron á Schwisquth al castillo de Montjuich pues de lo contrario Gerona hubiera presenciado aquel día una escena de venganza popular.

Otra manifestación semejante tuvo lugar también por aquellos días, cual fué la petición que presentaron los gremios á la Junta para que fuese depuesto del mando el Gobernador de la Plaza D. Joaquín de Mendoza, á cuya petición hubo de accederse para evitar un motín, á pesar de las protestas de patriotismo que hiciera aquel anciano general, y en su reemplazo fué nombrado el coronel y teniente del Rey D. Julián de Bolívar.

Con estos chispazos comprendieron las autoridades de Gerona que no era dable aparentar siguiera que fuese su ánimo el apaciguar las manifestaciones de entusiasmo que hacía el pueblo y tratando con escelente acuerdo de aprovecharlo, se dispusieron gran número de trabajos para poner la plaza en estado de defensa, á los que acudió en masa el paisanaje, pudiendi así evitarse nuevos desórdenes que amenazaban. Recompusiéronse los caminos que conducían á los fuertes, montóse y municionóse la artillería, reparáronse á espensas de los vecinos los muros, torres y fortalezas, instalóse una fábrica de chuzos, habilitáronse todos los fusiles y armas inútiles del parque de artillería, organizóse un laboratorio de cartuchos en el baluarte de Santa Clara, y abasteciéronse con víveres para un mes los fuertes y el castillo. Gerona ofrecía el espectáculo de un inmenso arsenal en los momentos de mayor trabajo (1).

Participando todos en tan fructífero entusiasmo, se acordó el armamento de los habitantes útiles inclusos los eclesiásticos y hallándose que sumaban un total de 1.500 hombres, se organizaron varias compañías que dieron orígen más tarde á la célebre Cruzada gerundense y á los renombrados tercios de Gerona y Figueras.

En Bañolas al mando de Rovira, en Cassá de la Selva, bajo la dirección de Barril y en otros puntos, por iniciativa de otros esforzados patricios, se organizaron bajo el nombre de somatenes, de voluntarios ú otros semejantes, diferentes compañías que prestaron muy buenos servicios. En Gerona además de los cuerpos de paisanos, se formó una compañía con los dependientes del resguardo al mando de D. Pedro Benito López quienes por estar algo instruídos militarmente, prestaron servicio desde luego en los muros y fuertes juntamente con la escasa fuerza del Regimiento de Ultonia (2).

Emilio Grahit y Papéll


Notes

(1) Varias citas particulares podríamos hacer del entusiasmo popular, pero no queremos pasar en silencio el nombre del comerciante D. Juan Piserra, quien además de hacer cuidado de divulgar á los pueblos del corregimiento el levantamiento de Gerona, costeó los gastos del transporte y montaje de la artillería en el baluarte del Gobernador, llamado por algunos de San Narciso, y la manutención de 60 voluntarios, que presentó, hasta que se les dió destino.
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(2) D. Pedro Benito López, acudió á la Junta Gubernativa luego de realizado el levantamiento de Gerona solicitando permiso para levantar la compañía que se indica en el texto. La Junta aceptó este ofrecimiento, disponiendo que la indicada compañía debía formarse con los dependientes del Resguardo de los corregimientos de Gerona y Figueras. Dadas al efecto las órdenes oportunas, quedó en breve organizada la compañía compuesta de noventa á cien hombres, nombrándose primer comandante de la misma al citado D. Pedro Benito López y segundo á D. Juan de Castro.
Esta compañía ocupó los puntos más expuestos de la Plaza, desempeñó arriesgadas comisiones, y se portó con valentía en los dos primeros sitios. Según parece se refundió después en otros cuerpos.
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Granader a peu d'infanteria de línia. Pasta de paper i guix, principis segle XIX. Musée de la figurine historique de Compiègne. (Wikipèdia)



Husar francès, uniforme de 1804. (Wikipèdia)



Retrat de Napoleó. Fragments of Two Centuries, Alfred Kingston, 1893. (Gutenberg Project)



Granaders a cavall de la Guàrdia. Dibuix de Rousselot. (Wikipèdia)



Granader francès de la Guàrdia Imperial a peu, ferit. Guix, modelat per Giroux (1799-1870), cap el 1840. Aquestes figuretes corresponen a la moda dels records napoleonics en el moment del retorn de les cendres de l'Emperador. Musée de la figurine historique de Compiègne. (Wikipèdia)



Granader i gendarme, fusta tallada, cap el 1840. Aquestes figuretes corresponen a la moda dels records napoleonics en el moment del retorn de les cendres de l'Emperador. Musée de la figurine historique de Compiègne. (Wikipèdia)


Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.


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