Día 31 de Agosto de 1809.

Santoral: noticias del sitio: parte de D. Sebastián Pérez de Campos y de D. Pedro Juan Morell del día anterior: un articulo titulado, Unidad de intereses de la Nacion: y conclusión del articulo sobre la descomposicion de la tiranía.

Primer suelto relativo al sitio:-- "La artillería enemiga á tiro de piedra y su fuego asombroso contra los muros de la Ciudad, es la que pone á prueba en todos los momentos del día y la noche la constancia y entusiasmo inextinguible de Gerona. Algunas pausas y silencio debemos en estos dos días á nuestra artillería. Ademas de desmontar varias piezas enemigas ha acallado su cólera varias veces matando é hiriendo á los que se atrevian á molestarnos. Se conoce que goza aun el respeto que se merece del enemigo, el acierto tan frequente de la artillería española. Entretanto la ciudad está en un movimiento continuo, pero sereno; los trabajos que exige la precaución para todo lance ocupa día, y noche á sus moradores llenos de confianza en su valor inspirado por su Generalísimo San Narciso".

Sucesos del sitio.

Durante la noche fue muy vivo el fuego de la plaza sobre la trinchera. A la zapa volante sacó el enemigo un ramal transversal al camino carretero de Montjuich, partiendo de la espalda de la batería del olivar y dirijiéndolo hacia el ángulo saliente de la muralla de Santa Lucía. Trabajó también en reparar sus baterías construyendo una nueva tronera en la que existía junto á las ruinas de la torre de San Juan.

En la plaza se trabajó también con la misma actividad que las noches anteriores. Se repararon las ruinas del muro de Santa Lucía por la parte interior, ya que habian caido en tanta abundancia que habían cegado el foso últimamente abierto y formado una rampa. Se repararon las baterías de Manegat y de la Catedral y se practicaron otros pequeños reparos.

Al amanecer continuó el fuego de la artillería como en los días anteriores. La enemiga se aumentó con un cañón de á 24 colocado en la tronera de que se ha hablado, causando el estrago consiguiente, especialmente en el caserío y matando é hiriendo muchos militares y paisanos.

Nuestras baterías consiguieron antes del medio día, hacer callar la del olivar, habiéndose desmontado dos piezas y destruido dos merlones. Quedoles también muy maltratada la que abría y ensanchaba la brecha de Santa Lucía.

Hasta el amanecer trabajóse con mucha actividad en la conclusión de las obras de defensa. En los cuarteles de Alemanes se aspilleró la pared del huerto del mayor de plaza, medianera con el patio del cuartel nuevo, y se repararon las ruinas del pié del muro interior que formaban una rampa accesible. Quitáronse también los escombros que habían caido en las calles inmediatas, é incomodaban el tránsito, especialmente de la tropa.

Durante el día fue menguando el fuego del enemigo y se observó el mayor movimiento en todas sus posiciones. Algunas de sus tropas fueron desde Sarriá á Salt y de allí se dirijieron hacia Vilablareix. Retiraron muchos efectos del tren y varias piezas de artillería, de manera que en la última batería de casa Roca no había más que un cañón. Esto era debido á los movimientos del general Blake.

La operación que se proponía este General con sus movimientos, era simplemente la de abastecer la ciudad de Gerona, afin de que no perecieran de hambre sus defensores, y reforzar la guarnición. La Junta del Principado y otras muchas personas le instaban para que hiciera levantar el sitio, pero esto no era posible con las fuerzas y recursos con que contaba dicho General.

El sitio de Gerona se llevaba á cabo con todas las reglas del arte de la guerra. Las obras de ataque contituían verdaderas fortalezas, reductos, retrincheramientos, con sus guardias, sus acuartelamientos, sus guerrillas y descubiertas. Además del ejército sitiador á las inmediatas órdenes del General Verdier, había otro ejército de observación al mando del entendido mariscal Saint-Cyr. Así pues, para levantar el sitio de Gerona era necesario un numeroso y aguerrido ejército que á pecho descubierto debía ir tomando uno á uno los puestos del enemigo, perfectamente rodeados de todas las obras de defensa y resguardo necesarias.

Careciendo el general Blake de estos elementos y contando con un ejército inferior, se propuso tan solo como llevamos dicho, abastecer todo lo posible á la Ciudad de Gerona.

Para realizar esta empresa, que ofrecía muchas dificultades, puso en movimiento todas las fuerzas armadas de Cataluña y aun dio orden de que se levantasen los somatenes de la montaña de la provincia de Gerona, por más que estos carecían de armas.

Envió por su ayudante de campo el coronel D. Ramón Despujol, la orden al Mariscal de Campo D. Jaime García Conde, de reunir en Olot todas las tropas de su división como así lo verificó.

Mientras tanto, debido á la solicitud y diligencia de D. Jaime Guinart de Agullana, comisionado al efecto por la Junta del Principado, se reunía el convoy, que proporcionaron las comarcas de Olot, Vich, Ripoll y Camprodón, habiendo la ciudad de Manresa proporcionado todos los caldos que formaron parte del mismo.

A las diez de la noche del 30 salió de Olot el General García Conde, con el convoy compuesto de 1500 acémilas mayores y unas 40 vacas, la mayor parte de aquellas con media carga de vino, harina y algunos otros comestibles. La dirección y mando de este convoy se dio el esforzado domero de Llorá D. José Bertrán, que iba al frente de un numeroso cuerpo de paisanos armados, llegando por Las Planas á la villa de Amer á las 4 de la madrugada siguiente.

Mientras tanto el General Blake que tenía establecido su cuartel General en San Hilario, combinó el plan de distraer la atención del enemigo por varios puntos afin de que desconociese por cual pasaría el convoy.

Dispuso en primer lugar, que D. Manuel Llauder, teniente del regimiento de Ultonia, militar de mucha resolución, con el número competente de tropa y los somatenes que pudiese recoger por el camino, se trasladase á la ermita de Nuestra Señora de los Angeles y la ocupase, lo que ejecutó felizmente, lográndose después la entrada por aquella parte de algunos víveres en Gerona.

Trasladose luego Blake á la ermita del Padro á dos horas de San Hilario, con la reserva, para acudir al punto que lo necesitase, mientras daba orden de que Rovira y Clarós con sus fuerzas y los somatenes desarmados atacasen las posiciones enemigas de la izquierda del Ter desde Montagut á Salt; y disponía que el coronel O.Donell con fuerza del ejército atacase las posiciones que el enemigo ocupaba en las alturas del pueblo y castillo antiguo de Bruñola, donde para su defensa y resguardo había construido un fuerte reducto y cinco retrincheramientos.

Atacó O.Donell aquellas alturas al frente de dos batallones del regimiento de Saboya, del regimiento suizo de Wimpfsem y del tercer tercio de Tarragona. El primer empuje fue irresistible y los enemigos fueron arrollados y arrojados de sus retrincheramientos, viéndose obligados á encerrarse en el pueblo, en el reducto y en el antiguo castillo, desde donde con numerosos refuerzos lograron recobrar sus puestos.

O.Donell se mantuvo todo el día frente al enemigo en cumplimiento de las órdenes de Blake y tanta importancia supo dar á su operación, consistente solo en un falso ataque, que el enemigo creyó venía por allí el ejército de nuestro general en jefe, y dirijiendo hacia aquel punto sus miradas, sus cálculos y muchos refuerzos, le pasó desapercibida la marcha de García Conde con el convoy desde Olot á Amer, que tuvo lugar durante aquel mismo día. Esto era precisamente lo que se proponía y logró Blake con el ataque de Bruñola confiado al valeroso coronel de Ultonia.

Extracto del parte de O.Donell.

"Con mi división compuesta del primero y segundo batallon del Regimiento segundo de Saboya á las órdenes de su teniente coronel D. Joseph Alvarez, del regimiento suizo de Wimpfen á las del capitán D. Pedro Molo y del tercer tercio de Tarragona á las de su sargento mayor D. Joseph Moragrega, hubiera atacado al enemigo al amanecer en su posición de Bruñola si los guias no me hubiesen apartado del camino recto más de dos horas. Hecho el correspondiente reconocimiento, elegí el punto que me pareció más accesible, el qual sin embargo era sumamente escarpado y cubierto de espesos matorrales. El enemigo tenía dividida su fuerza en dos cuerpos principales, ocupando además un reducto y cinco retrincheramientos en la cresta de la montaña. En consequencia, dispuse que la vanguardia compuesta de los granaderos de Saboya, de los de Wimpfem con sus tiradores, precedida una guerrilla del tercio de Tarragona, atacase por el frente, dirigiendo esta columna el teniente coronel D. Pedro Sarsfield, mandando el referido tercio que sostuviese este ataque. Los batallones de Saboya formaban el cuerpo de reserva y el regimiento de Vimpfem se situó al pié de la altura para detener á los enemigos que intentasen cargar por el flanco á la columna principal. La vanguardia marchó al ataque con una alegria y denuedo que no se dismintió durante todo el tiempo que duró, y á pesar del horrible fuego del enemigo, el qual se dirigía sobre su frente y costados, nuestros bizarros soldados lograron llegar á la cima y arrojar á los enemigos de sus atrincheramientos. Retirados de estos y unidos á los refuerzos que les llegaron, me fue preciso desamparar la posición y acercarme al camino del Padró para evitar el ser envuelto. El rápido declive del terreno y la proximidad del enemigo hacía difícil la retirada; sin embargo se executó con el mejor orden. Inmediatamente que baxamos al llano, hicimos alto formados en batalla y mejorada nuestra posición respectiva, esperamos con impaciencia el ataque que no se verificó. Nuestra pérdida ha consistido en 30 muertos y 34 heridos; la de los enemigos debió ser de bastante consideración despues que nos apoderamos de sus atrincheramientos. Aunque todas las tropas han manifestado el mayor valor, recomiendo al comandante de la vanguardia, las compañías de los granaderos de Saboya con sus capitanes D. Francisco Cebollino y don Pedro Suerra y el teniente D. Manuel Ricart, de los cuales han sido heridos el primero y el tercero: igualmente recomienda dicho jefe de la vanguardia al teniente de granaderos de Vimpffen D. Manuel Quinter; y los capitanes de granaderos de Saboya el distinguido mérito del sargento primero Joaquin Samir y los granaderos Joseph Planello y Juan Milan; y los de Wimpffen al cabo primero Nicolas Huchar y los soldados Felipe Herun, Jacobo Dití y Jorge Slenin. Merece particular atención el teniente coronel D. Pedro Sarsfield y el sargento primero Bernardo Miquel que llevaba la bandera del tercio de Tarragona".

Carta del general Souham al general Saint-Cyr.

"Viloví 31 agosto 1809.

"Llego de Bruñola, el enemigo es fuerte en esta parte, estimo su fuerza de quatro mil quinientos á cinco mil hombres; esta mañana en su primer ataque, había tomado una parte de la posición del batallon que está sobre esas alturas; más un instante despues ella ha sido recobrada á la bayoneta: el enemigo ha dejado sobre el mismo terreno cincuenta hombres, á lo menos, muertos á bayonetazos y una infinidad de otros á tiros de fusil en su derrota.

"Envio la orden al 42º de reunir dos batallones de este regimiento en Estañol, afon de tenerlos prontos en caso necesario. No me he atrevido á desguarnecer á Bescanó, ese punto me parece muy importante. Si V. E. ordenase que fuese guardado por las tropas del sitio, entonces yo sería fuerte á mi satisfacción y dueño de mis movimientos.

"Tengo el honor etc.-- Souham.

"P. S. El enemigo está á tiro de fusil de las tropas que estan en Bruñola, yo temo que ellas sean atacadas esta tarde. Yo apercibo en este momento la fusilería: en todo caso la retirada es buena, yo tendré entonces mi primer regimiento reunido en las alturas de San Delmay".

Acerca los sucesos de este día dice Saint-Cyr.

"El 31 agosto, el general en jefe se presentó en la morada del general Verdier para acordar con el las disposiciones relativas á su division, y anunciarle la llegada del general Blake, con todo lo que el podia disponer de tropas y de somatenes para intentar salvar á la plaza despues de tanto tiempo sitiada.

"Verdier manifestó al general en jefe una viva inquietud sobre los acontecimientos que iban á tener lugar; temia verse forzado de abandonar un sitio largo y penoso que tocaba á su fin; pues el esperaba que en la jornada del día siguiente, tres de las cuatro brechas empezadas, podrían hallarse practicables. Lo que había pasado en 1808, de haber los españoles hecho levantar el sitio de esta población, con medios menores aun inferiores á los que ellos podían disponer en este momento, era bien suficiente para inspirar temores positivos.

"El general en jefe convino en que la pérdida de una acción general, sufrida cerca de Gerona, podría llevar un funesto resultado, y que en el estado de debilidad en que el ejército se hallaba reducido, el enemigo podía esperarlo; pero observó que todo el mal que ha lugar á temer en la guerra, no llega siempre; que el enemigo sabía sin duda que todos los recursos de la Francia estaban dirijidos sobre la Alemania y el ejército de Cataluña no había recibido, de mucho tiempo, ningun socorro de hombres, para reparar sus pérdidas diarias; más que podía ginorar aun hasta que punto estaba debilitado; que por otra parte el esperaba en la fortuna, en las faltas que los generales enemigos podian cometer, y sobre todo en la bravura de las tropas, que ellas suplirian los vacios que los acontecimientos de la guerra habían causado en sus filas, durante una campaña de un año; en fin, que el conservaba la esperanza de ver de sostener los temores que su pequeño ejército inspiraba desde algunos meses al general español, y que, en todo caso, el estaba, tanto como podía estar, sin inquietud mayor sobre el resultado de la batalla si ella tenia lugar al siguiente día, ó al otro, y la temía menos que la inacción del enemigo, si este se decidía a quedar reunido al rededor de sus tropas y á evitar una accion general, como ello podía entrar en sus proyectos; he aquí los motivos:

"En los dos días que sobrevenían, gracias á las dos raciones conservadas para este momento, nosotros podíamos presentar al combate unos diez mil hombres, sin comprender los que formaban la división del sitio; era un gran motivo de esperanza, por que la fuerza moral de esta tropa había cada día aumentado apesar de su disminución numérica, causada por las pérdidas diarias que ella había sufrido; pero en los días subsiguientes, desde el 3 de setiembre, despues de la consumación de estas dos raciones, no podríamos oponer á los españoles más que dos mil hombres en junto, por la falta total de víveres: hubiera resultado imposible de impedir á su ejército comunicarse con la guarnición de Gerona, que podía encontrarse este mismo día enteramente libre, y esto á mansalva, esto es, sin esponerse á ningun acontecimiento desgraciado. Nuestros verdaderos temores, nuestros peligros reales, no eran sinó para el día 3 de setiembre; era menester, pues, antes de ocuparse de los días primero y dos, de las probabilidades y de los acontecimientos que era probable que sobreviniesen, y que podía aun esperarse nos fuesen favorables, pues que teníamos como hemos dicho, unos diez mil hombres para oponer al enemigo.

"Lo que los españoles no habían hecho despues de tres meses que duraba el sitio, parecía querian hacerlo, y la fuerte fusilería que se había oido en los alrededores de Bruñola, enseñaba lo que ellos podrian hallarse en estado de tantear á la siguiente mañana del 1.º de setiembre.

"La necesidad de víveres obligaba á tener diseminadas y alejadas del campo de batalla presunto á las tropas de las divisiones, particularmente las de Pino; este inconveniente no permitía reunirlas antes del medio día siguiente; más esto no era una razon bastante para aumentar el temor de un revés, que por el numero de hombres de esta division, que no podía entrar en línea, si el hecho empezaba por la mañana, debía estar momentáneamente reemplazado por las tropas sacadas del sitio, donde se había desde mucho tiempo previsto la cooperación para el caso que se presentaba: se convino en que era imposible evitar todos los inconvenientes sin exponerse á perderlo todo: que era preciso limitarse á evitar los más graves: que estaba en las eventualidades posibles y tambien probables que el enemigo se aprovecharía de la ausencia de una parte de las tropas de delante de Gerona para introducir socorros y municiones de boca; pero que debian tenerse estas tentativas como de poca importancia en la situacion en que nos encontrábamos nosotros mismos.

"Blake tenia en sus manos todas las fuerzas de que el podía disponer; y durante las cuarenta y ocho horas que nosotros íbamos ña permanecer reunidos, debíamos saber si le sería posible ó no librar á Gerona por la superioridad de su ejército. Juzgábamos que lo que el no lograría hacer durante esas cuarenta y ocho horas, no le sería posible más tarde, por que el no tenía que esperar ningun refuerzo considerable.

"De momento, lo que nos importaba más, era que se viese en Cataluña y sobre todo que la guarnición de Gerona quedase convencida de que el general Blake no tenía bastantes medios para hacer levantar el sitio de esta plaza; porque entonces ella caeria en el descorazonamiento, considerando su pérdida como inevitable, aunque retardada, y apesar de los refuerzos que ella pudiese recibir, y no conservaria energía bastante para hacer salidas importantes. En esta situacion, un aumento de tropas le resultaría más funesto que util, consumiendo más pronto sus víveres y abreviando por tanto la defensa de la plaza; todo esto que podíamos razonablemente esperar se reducía pues á no vernos obligados á retirarnos y á levantar el sitio.

"El general en jefe, estando de vuelta á Fornells, donde su cuartel general se hallaba establecido desde el 10 de agosto, se enteró de los detalles del suceso que había tenido lugar aquella mañana delante de Bruñola; un batallon del primer regimiento de infantería ligera se había cubierto de gloria, resistiendo muchos ataques reiterados, de siete batallones de la vanguardia enemiga, mandados por el brigadier O.Donell, que los había arrollado y puesto en derrota por medio de una carga á la bayoneta, una de las más audaces que se hayan jamas ejecutado. El general en jefe creyó desde entonces que la brillante conducta de este batallón, no dañaba sus proyectos, intimidando al enemigo; tanta intrepidez había prestado por tanto un gran servicio, atendido que las tropas estaban enteramente diseminadas, y que ellas no empezarian los movimientos para reunirse sinó durante los ataques del enemigo sobre este batallon; más hacia la tarde, el general en jefe le envió la orden de retirarse sobre la orilla izquierda del Oñar, esperando, con este movimiento retrogado, disminuir el efecto que su bravura había producido sobre los españoles que parecían venir hacia nosotros más por obediencia que por entusiasmo.

"La certeza de esta repugnancia del enemigo á dar una accion general, decidió al general en jefe exponerse á ser atacado durante el movimiento que haria emprender á sus tropas para reunirlas sobre el Oñar, al frente de Gerona, apesar del consejo más prudente que se dio de operar este movimiento de concentracion sobre la orilla izquierda del Ter; los oficiales que pensaban así suponían que la operación principal de Blake tendría lugar sobre esta orilla y contaban [sic] la comunicacion de su ejército con Gerona por poca cosa, en comparacion á los males que podrian resultar de un ataque sobre el sétimo cuerpo durante su movimiento, si el general la hacia con todos sus medios juntamente con la decision necesaria".

Asi prepara Saint-Cyr á sus lectores para los sucesos del primero de setiembre. Tanta previsión como indica por parte suya no se compagina bien con los errores que cometió al siguiente día.

Oficio del General Alvarez al Ayuntamiento.

"Siendo muy corta la cantidad de vino que se ha recogido para vender por menor, con proporcion al numero de infelices defensores de la Patria, paisanos y militares, que necesitan fortalecer con dicho licor, sus fatigadas personas: dispondrá V. S. que solo se queden los vecinos y habitantes de esta Ciudad tenedores de aquel, con un mallal por cada individuo de su familia, en lugar del mallal y medio que se les había concedido: estendiendo hoy el edicto correspondiente á esta nueva exaccion, al almacen destinado por V. S. para venderse en los términos y circunstancias anunciadas.

"Dios guarde á V. S. muchos años. Gerona 31 de Agosto de 1809.-- Mariano Alvarez.-- Al M. I. Ayuntamiento de esta Ciudad".

Oficio de la Junta de Gerona al General Blake.

"Excmo. Sr.-- De resultas de las formidables baterías del enemigo de que se dio parte á V. E. con fecha del 28 y de las que posteriormente se han añadido, que al todo son doce con más de 30 bocas de fuego, entre cañones y obuses y á más de quatro morteros; se halla esta importante Plaza con tres brechas abiertas.

"Aunque la guarnición y vecindario conservan el valor y heroismo, que hasta aquí tienen bien acreditados, como falta el pan, vino y demas comestibles, han de acabar precisamente sus fuerzas. En una palabra: la Plaza está en estado de no poder sostenerse absolutamente, y caerá irremisiblemente sinó viene el Exército á libertarla sin perder momento.

"El hambre, las muchísimas enfermedades y la dilacion del auxilio, con que hasta aquí se habían fomentado las esperanzas, causan la mayor consternacion en las familias, y un clamor general en la poblacion, y esta Junta que se mira comprometida con sus exortaciones precedentes, ya no sabe que consuelo dispensar, se entrega pues á la proteccion de V. E. esta vez, que será seguramente la última que permitirá el apuro, suplicándole se digne apiadarse de esta tan leal, como valerosa Ciudad, y correr con la velocidad del rayo con el Exército de su mando á libertarla de tanta opresion pues va á ser víctima del furor de los enemigos de un instante á otro.

"Dios guarde á V. E. muchos años. Gerona 31 Agosto de 1809.-- Excelentísimo Sr. D. Joaquin Blake".

Desde el 12 de este mes hasta el 31 dispararon los enemigos contra la plaza, según un cálculo prudencial 6891 balas rasas 1944 granadas y 178 bombas.

Durante el mes de agosto la salud pública ofreció en Gerona bastante alteracion. Consiguiente á la escasez de víveres y poco descanso, fue la presentacion de enfermedades al paso que aumentaron los calores. Las fiebres estivales fueron muy comunes en la guarnición y habitantes, y picaron en nervosas. Las enfermedades quirúrgicas se complicaron con las reinantes, notandose una fatal propensión y mucha facilidad en gangrenarse y hacerse putridas y verminosas las úlceras procedentes de heridas.

A causa de la aproximación del fuego enemigo, fue preciso trasladar al Hospicio el hospital que se había montado en la iglesia de San Pedro de Galligans, donde los proyectiles del sitiador habían causado muchas desgracias, quedando tan solo como hospital de sangre.

Convertida en punto militar, como queda dicho la bóveda de la iglesia catedral, por la construcción de una batería sobre la misma, el hospital de oficiales heridos que estaba establecido en la nave del templo, se trasladó á la iglesia de San Martín.

Ambas traslaciones de enfermos fueron muy arriesgadas y costosas; arriesgadas por no cesar un momento la lluvia de balas, bombas y granadas sobre la ciudad; y costosas, porque siendo muchos los enfermos y heridos, y muchísimos los de gravedad, exijian un sumo cuidado en la traslación. Ofreciéronse gustosamente á verificarla, no solo varios caritativos paisanos y muchos religiosos, sí que también las mugeres de la compañía de Santa Bárbara, dirijidos por los facultativos de cirujía.

Resumen hecho por Nieto Samaniego del estado de la salud pública en Gerona durante el mes de Agosto de 1809.

"En el decurso de este mes no menos que en el siguiente, hubo una fatal propension y mucha facilidad en gangrenarse y hacerse pútridas y verminosas las úlceras procedentes de heridas deslacerantes, y las contusas: fue necesario abandonar los fomentos simples emolientes en los casos de su indicacion, por que favorecian la produccion de gusanos en los apósitos y úlceras.

"Con estos motivos, los gases resultantes de las llagas, ya por su qualidad y ya por la cantidad hacian fétida y perniciosa la admósfera, principalmente en el hospital de San Pedro y pisos baxos del de San Martin, por su poca ventilación, y no haber más medios químicos de desinfeccionar la admósfera, que los muy triviales é ineficaces; los medios mecánicos mil veces dictados por los facultativos, otras tantas suelen despreciarse y tenerse por impertinentes y de ningun valor, y de consiguiente no estando en manos de los custodios de la salud, la fuerza para hacerlos executar, se abandonan en comun perjuicio.

"Las fiebres estivales eran demasiado comunes en la guarnición y pueblo, y picaban en nervosas ya á fines de este mes: iban creciendo los apuros al mismo tiempo que se disminuian los recursos y medios de salud, con lo que se hacia mas lastimable nuestra situación. En los hospitales de Medicina, se aumentaba considerablemente el número de enfermos, y las fiebres comenzaban á tomar mal semblante.

"Las enfermedades quirúrgicas, se complicaban con las enfermedades reinantes, y el gravoso cuidado de los facultativos, crecía como era consiguiente en razón directa de las enfermedades; varios de ellos habían ya enfermado en las tareas de su profesion: comenzaban á escasear los recursos de Farmacia. La multiplicación de enfermedades disminuía necesariamente el número de defensores, y los pocos que tenia la Plaza, solo se habían reforzado con unos 700 hombres, que consiguieron quasi impunemente penetrar por las líneas enemigas hasta la plaza; es verdad que el servicio practicado por las compañías gerundenses, proyectadas, creadas é instruidas por el genio militar del Excmo. Sr. D. Enrique O.Donell, entonces Coronel del Regimiento de infantería de Ultonia, concurrió en quanto lo permitía su numero y circunstancias al alivio de la tropa.

"El estado de los hospitales á cargo de la Medicina quirúrgica, era á fines de este mes como se ve.

Entrados

Salidos

Muertos

Existentes

216

154

79

373

"Clases de enfermedades que padecen.

"Heridos, fracturados y quemados

355

"Galicados

3

"Males varios

15



Bibliografia.

Extret de "Reseña histórica de los Sitios de Gerona en 1808 y 1809". Emilio Grahit y Papéll, Imprenta y libreria de Paciano Torres, Gerona. 1894.




Hússars. Oficial d'hússars de Maria Lluïsa. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Hússars. Hússar de Maria Lluïsa en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Detall del faixí del retrat d'Alvarez de Castro. Museu d'Història de la Ciutat. Girona.



Tambor de guerra. Museu d'Història de la Ciutat. Girona.



Hússars. Hússar de Maria Lluïsa en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Caçadors de cavalleria. Capità en uniforme de passeig. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Caçadors de cavalleria. Capità en uniforme de passeig. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Hússars. Regiment d'Hússars Espanyols. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Caçadors de cavalleria. Caçador del regimnent Voluntaris de l'Estat en uniforme de parada. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Caçadors de cavalleria. Capità en uniforme de gala. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.



Caçadors de cavalleria. Caçador en uniforme de caserna. Dibuix de Fèlix Xunclà. Basat en "Uniformes Militares Españoles. El Ejército y la Armada en 1808", de José Maria Bueno, Málaga, 1982.


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